Y al séptimo rollo, descansó
Cuando John Huston no está entre sus gentes, entre sus obsesiones, sus secretos poemas de la aventura o su peculiar moral del esfuerzo humano, se vuelve, sin serlo, un cineasta tosco y hasta un poco rutinario. Parece tener prisa por poner la palabra fin y, mal que bien, cubre el metraje previsto y se limita a traducir a imágenes el guión que han puesto en sus manos. Es, casi enteramente, el caso de La Biblia.
En ella, Huston relata -y casi siempre mal- veintidós capítulos del Génesis, desde Adán y Eva hasta Abraham, pasando por la Torre de Babel y Sodoma y Gomorra. El resultado es muy irregular, con zonas remilgadas, como la visión de cromito del Paraíso Terrenal, que intenta inútilmente sacar el jugo de la iconografía renacentista sobre Adán y Eva; y la abracadabrante epopeya emigratoria final, realizada con malas artes fílmicas, como engolamientos de encuadre, golpes de música, sobreimpresiones, multitudes de guardarropía, típicas de Cinecittá, y otras artimañas. Los actores, sobre todo Richard Harrís, Stephen Boyd, George C. Scott y Peter O'Toole, se contagian del engolamiento y contribuyen, con su oquedad, a la hueca retórica del filme. El proverbial sentido de lo directo, la fuerza material e incluso materialista que Huston da a sus buenas películas se esfuma aquí y da paso a un ornamentalismo que se queda en la cáscara de personajes, aventuras y situaciones.
Una excepción, y gloriosa: el capítulo dedicado a Noé y la construcción de su Arca, unos quince o veinte minutos que hay que situar entre los mejores de la fértil carrera de Huston. Es, literalmente, una pequeña maravilla de aplicación al cine épico de claves de cine de humor, de comedia. De hecho, Huston -que interpreta también al personaje Noé- encuentra en el fárrago del desmesurado guión un momento de respiro, un tema suyo, visto desde una óptica no menos propia: a un viejo, simplón y crédulo patriarca Jehová le anuncia el Diluvio Universal y la conveniencia de que se ponga inmediatamente a construir un Arca, con la que salvarse y salvar las especies nobles de la Tierra.
El viejo se pone manos a la obra. El relato es primordialmente la graciosa peripecia de la construcción del Arca y, en él, Huston encuentra bases materiales para reencontrarse a si mismo en medio de un paquidérmico filme ajeno: hace un cortometraje magistral de cine mudo, directamente inspirado en el estilo de Buster Keaton, no sólo en la concepción del personaje, sino también en el crescendo del juego y de la puesta en escena, siempre apoyada en acciones materiales del personaje, que es un prototipo de entrañable, tozudo y tontorrón homo faber, de artesano, de constructor, de gran manazas empeñado en un esfuerzo al mismo tiempo casero y sobrehumano. Interpretación y dirección son antológicas. Un islote de cine libre en medio tres horas de banal cine de encargo. Hay que ver este trozo antológico y olvidarse del resto.
La Biblia se emite hoy a las 21.00 por la segunda cadena.
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