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La crisis del PCE

( ... ) La crisis del Partido Comunista de España, que ha llevado a su secretario general, señor Carrillo, a poner su. dimisión, es, por una parte y quizá en una medida no fácilmente ¡discernible, una crisis provocada por factores internacionales en un momento en que el eurocomunismo parece haber fracasado como fórmula en todas partes. En prirrier lugar, porque el Partido Comunista de la Unión Soviética, deteritor de la ortodoxia comunista universal y rector de hecho del resto de los partidos comunistas, se ha percatado de que el eurocomunismo es una verdadera herejía y un verdadero éxodo de la influencia soviética, y, sin duda, se ha propuesto arruinarlo; y, en segundo lugar, porque la postura eurocomunista en el juego de los partidos de las democracias parlamentarias se ha revelado un tanto aleatoria: hay que improvisar realmente un lugar político para este nuevo tipo de comunismo que el electorado sigue mirando en buena proporción con recelo, como una mera estrategia del comunismo tradicional, y otra buena proporción de la opinión pública no acierta a distinguirlo bien del socialismo, una vez que se ha prescindido de la teoría y praxis leninista en algo tan sustancial como la renuncia a la democracia centralizada, al rol central de la clase obrera, a la convicción de representar con exclusivismo el sentido y la dinámica de la historia o la renuncia a la revolución y toma del poder en manos del proletariado. Y un hombre tan extraordinariamente inteligente y avispado como el señor Berlinguer ya ha propuesto como alternativa a esa cierta postura estéril del eurocomunismo la de una Gran Izquierda, al Partido Socialista Francés. Puesto que, para él, es clara la inaceptabilidad moral e histórica del comunismo real, y el eurocomunismo lleva en sí un lastre que lo impide funcionar políticamente, el señor Berlinguer piensa en un nuevo estilo de Izquierda Internacional que se oponga al capitalismo, pero asumiendo las conquistas políticas de la burguesía, que son simplemente conquistas históricas definitivas: las libertades, el Estado de Derecho y la lucha electoral por el poder, etcétera. No ve otro destino para el PC en los países democráticos, en Occidente., 15 de junio

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