El amor a la muerte
¿Por qué no la guerra? ¿Acaso estamos seguros de que no la deseamos? Por qué no la muerte, si empleamos gran parte de neustro tiempo, trabajo y dinero en fomentarla, si prácticamente no se puede decir que la humanidad está ansiosa de alianzas militares, ya sean del Este o del Oeste, del Norte o del Sur, si invertimos en fabricar o consumir objetos que nos contaminan, atropellan o que nos obligan a trabajar más o hacer inútiles esfuerzos para evitar las funestas consecuencias de su adquisición; si nos permitimos estar en contacto con materiales peligrosos para nuestra integridad rfísica y en algunos casos dependemos energéticamente de ellos, si educamos a nuestros militares para la guerra, pues si no serían civiles, si leyendo los titulares de la Prensa de cada día y de cualquier parte del inundo podemos darnos cuenta de que la mayor parte de los espacios ocupados por las noticias están dedicados a relatar hechos relacionados, con la destrucción y con la muerte, y una mínima parte y sólo en algunos periódicos se dedica a hablar sobre sucesos creativos.Siempre es más fácil llorar por las novelas televisivas que por la realidad cotidiana. Decir que los humanos no deseamos la muerte me causa gracia, y pienso cómo podemos ser a la vez locos e idiotas./