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Repercusiones de las elecciones andaluzas

Rojas Marcos admite que el pueblo andaluz ha desautorizado su política

El Partido Socialista de Andalucía no se plantea ningún acercamiento al PSOE como consecuencia de su fracaso electoral del pasado domingo, según confirmaron a EL PAÍS varios dirigentes nacionalistas. Alejandro Rojas Marcos, que conservará su escaño en el Congreso de los Diputados, ofreció ayer una conferencia de Prensa para explicar las razones de su dimisión como secretario general del PSA, obligada para acatar la voluntad del pueblo andaluz, que ha desautorizado su actuación política, ayudar al PSA a recuperarse y "salvar mi propia dignidad como persona".Aunque no se descarta algún trasvase individual de militantes al PSOE, las personalidades más representativas del PSA estiman que éste sigue siendo un instrumento político válido para la liberación del pueblo andaluz. De hecho, durante la reunión del comité nacional en la que se hizo el análisis de las causas del revés electoral, ningún dirigente nacionalista cuestionó la continuidad del PSA como organización autónoma.

"El mensaje del PSA ha sido censurado rotunda y nítidamente por el pueblo de Andalucía, pero esto no quiere decir que no tenga una conciencia nacionalista. Lo que el pueblo ha rechazado ha sido una política, y yo, como máximo responsable, intérprete y promotor de esta política, no puedo hacer otra cosa más que dimitir", declaró Alejandro Rojas Marcos en una aparición humilde y de tono dramático ante los informadores, en la que asumió toda la responsabilidad del fracaso.

Rojas Marcos concretó que la mayor censura que el pueblo andaluz ha expresado en las urnas ha estado dirigida hacia los pactos que el PSA, bajo su dirección, hizo con UCD, en una ocasión votando la investidura de Suárez a cambio de conseguir un grupo parlamentario propio en el Congreso de los Diputados, y en otra, acordando con Martín Villa la vía del artículo 144 para desbloquear el proceso autonómico de esta región, lo que fue el origen inmediato de la grave crisis sufrida por el PSA en 1980.

El ex secretario general razonó que su dimisión obedece a tres motivaciones: la necesidad de acatar la voluntad del pueblo andaluz, un deseo de ayudar al partido a recuperarse del descalabro ("es evidente que mi imagen está acribillada") y "salvar mi dignidad como persona", ya que no cree que los políticos deban ser de goma y adaptarse a no importa qué circunstancias. "Ni estoy desanimado, ni estoy derrotado, ni me rindo", precisó Rojas Marcos, quien anunció que permanecerá en el PSA como militante de base y que el comité nacional no había aceptado su renuncia al escaño en el Congreso de los Diputados porque se perdería el puesto.

Es de destacar que un grupo de miembros del comité nacional se resistió hasta última hora a aceptar la caída de Rojas Marcos, propuesta por él mismo, por considerarle pieza insustituible dentro del partido, de acuerdo con las informaciones recabadas por este periódico. Rojas Marcos tuvo que echar mano de informes procedentes de expertos en imagen para convencer a los más reacios de que su continuidad era perjudicial para el PSA.

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