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El PSOE pedirá que se aplace el ingreso en la OTAN

La comisión ejecutiva del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) acordó en su reunión del miércoles presentar una moción en el Congreso solicitando del Gobierno un aplazamiento del ingreso de España en la OTAN, cuyas últimas formalidades está previsto que se cumplan en la sede del Cuartel General de la Alianza, en Bruselas, el próximo día 5, con asistencia de los ministros de Asuntos Exteriores y de Defensa, José Pedro Pérez-Llorca y Alberto Oliart, respectivamente, y del presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, general Alvaro Lacalle Leloup.Este aplazamiento lo solicitan los socialistas, entre otras razones, en vista del signo y de los compromisos generados alrededor del conflicto de las Malvinas entre el Reino Unido y la República Argentina.

La moción resulta coincidente con otra adelantada por los parlamentarios socialdemócratas del PAD (Partido de Acción Democrática), disidentes de UCD, que lidera Francisco Fernández Ordóñez.

Además, no dejará de encontrar afinidades esa propuesta en la sensibilidad del sector suarista, cuya preocupación por la pasividad oficial ante el giro de los acontecimientos en el Atlántico sur es de conocimiento público. Adolfo Suárez criticó duramente también la posición norteamericana en la crisis.

En todo caso, salvo imprevistos, en las áreas responsables del actual aparato centrista se cuenta con la seguridad de los votos de Coalición Democrática y de las minorías vasca y catalana para derrotar a la moción socialista, cuya aprobación descolgaría a Leopoldo Calvo Sotelo de la cumbre de jefes de Gobierno de los países signatarios de la Alianza Atlántica, convocada en Bonn el próximo 10 de junio.

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Probable mayoría en el Congreso para el cese de Robles Piquer como director general de RTVE

Viene de la primera páginaDirigentes socialistas consultados por EL PAÍS, coincidieron en apreciar que cuando concluya el actual período de sesiones será inevitable proceder a la disolución de las Cámaras, porque su apertura en septiembre no ofrecería condiciones de viabilidad para sus tareas legislativas y de control. Todo queda pues pendiente de que se ultime la aprobación de la LOAPA y los estatutos de autonomía aún por tramitar, para iniciar las largas vacaciones del 82 de las que se saldrá con nuevas elecciones generales.

A las reflexiones suscitadas por los resultados de las elecciones andaluzas del pasado domingo se suma en los pasillos del Congreso de los Diputados la expectación por las sentencias del juicio del 23-F, cuyo fallo se ha fijado el miércoles día 3 de junio. Inmediatamente después se desencadenará la convocatoria de las diversas instancias del partido centrista, que concluirá con la reunión del consejo político, en cuyo ámbito se cree serán tomadas las últimas decisiones originadas por la actual conmoción.

Precisamente para el pleno previsto el día 15 de junio se calcula que pudiera tener entrada en el orden del día del Congreso el debate de una moción socialista solicitando del Gobierno el cese del actual director general de RTVE, Carlos Robles Piquer, posibilidad que contempla el propio estatuto vigente para la RTVE. Esta moción es muy probable que obtenga mayoría de la Cámara, puesto que cuenta con el apoyo de los parlamentarios del PAD, de los comunistas, y de un buen número de miembros del Grupo Mixto, a los que se suma una considerable proporción de diputados del propio partido del Gobierno.

Un anticipo de la actitud en las filas de UCD hacia la gestión de Carlos Robles Piquer puede constituirlo la intervención que el ministro del Interior tuvo el miércoles en el comité ejecutivo centrista. Juan José Rosón, en uno de los alegatos más enérgicos que se escucharon en la sesión, acusó directamente al actual responsable de la RTVE de ser uno de los principales causantes de la desviación del voto hacia la derecha de Alianza Popular, cuyo líder, Fraga Iribarne, es cuñado de Robles Piquer.

Tras los resultados andaluces, los observadores parlamentarios han destacado el contraste entre la cuidada moderación del PSOE en la administración de su victoria, y las visibles prisas del aliancista Fraga por obtener una inmediata explotación de la parte de éxito que ha obtenido. Fraga, según declaraba el miércoles a sus allegados en el grupo parlamentario, deduce de las urnas la plena confirmación de sus hipótesis, a saber: el fracaso completo de los nacionalismos, y la constatación de que a la derecha del PSOE no queda más que Alianza Popular.

Los socialistas han confirmado con su actitud tras la victoria los pronósticos que se adelantaron en EL PAÍS y se han abstenido de extrapolar los resultados en el plano nacional y de reclamar participación alguna en el Gobierno. Están ahora convencidos de que su presentación moderada en la campaña andaluza y de la administración responsable del triunfo regional y la continuidad de su línea defensora de los intereses de Estado en el Parlamento de la nación reforzarán su credibilidad como opción gobernante cara a las próximas elecciones.

Un miembro de la ejecutiva socialista decía ayer a EL PAÍS que Calvo Sotelo en su rueda de prensa había tratado de justificar el fracaso andaluz aludiendo el desgaste y los costos de haber gobernado atendiendo más a los intereses de estado que de partido. Pero es el caso, comentaba, que el PSOE ha jugado su papel de oposición indiscutiblemente en ese mismo eje, poniendo por encima los intereses estatales, y sin embargo es precisamente ahí donde ha encontrado un creciente apoyo electoral.

La cuenta atrás para la toma de decisiones empezará el día 3 de junio cuando se oiga el sonido que da el gong de las sentencias del 23-F. Entonces, el ex presidente Adolfo Suárez deberá tener fe en su actitud, que finalmente será el resultado del terreno que se le brinde, de los ofrecimientos que se le hagan y del cálculo de posibilidades autónomas que haga presibible el recuento de medios propios.

Los deseos del presidente Calvo Sotelo se decantan en la dirección de prefigurar una alianza, al menos post electoral, con la derecha y configurar en el seno de UCD unos agrupamientos con sus cuotas de poder: a base de democristianos, social-demócratas, y suaristas, con el añadido de los liberales de club.

Por lo que se ha dejado traslucir, la entrada de Garriges, que ayer por la tarde fue recibido en la Moncloa por Leopoldo Calvo Sotelo, supondría la salida de Suárez de UCD, que optaría entonces por intentar formar un nuevo partido cuya finanzación se cifra en 2.000 millones de pesetas. Alguno de los defenestrados dirigentes de UCD comentaba con desconsuelo días atrás que mientras la campaña de Galicia costó 180 millones de pesetas en propaganda, la de Andalucía se había tragado más de 1.000 millones, procedentes de fondos que no han sido aclarados. En medios responsables de la economía centrista se estima que el montante de la deuda actual del partido supera los 6.000 millones de pesetas, cifra que no deja de ser un lastre disuasivo a la hora de apostar por la aventura de heredar las siglas del donut.

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