Saura, un futbolista que fue azulejero y será agrícultor
"A los quince años dejé los estudios. Mi padre trabajaba en la obra y había que llevar dinero a casa. A esa edad decidí trabajar por mi cuenta y me empleé en una fábrica de azulejos durante dos años. Mis padres se disgustaron porque querían que siguiera estudiando, pero era muy malo con los libros. Sí, fui azulejero. En la fábrica hice de todo, desde trabajar como portero -yo levantaba la barra para que entraran los camiones- hasta administrativo en las oficinas. No me desagradaba el trabajo. En el año 1973 yo tenía un sueldo de 30.000 pesetas, más o menos; no estaba mal, pero tampoco me podía permitir lujos y el fútbol, la verdad, me tiraba mucho.""Cuando fiché como profesional por el Castellón dejé la fábrica, en la que ahora tengo una pequeña participación; no me entero si pierdo o gano dinero, pero sé que la industria de¡ azulejo lo pasa muy mal actualmente, sufre una gran crisis; imagino que como todas las industrias de este país. En cualquier caso, espero que algún día me deje algún dividendo. El dinero que gané en el fútbol también lo tengo invertido en varios pisos para, mi familia y en una tierra de secano en la que pienso plantar naranjos cuando deje el deporte. Tengo una finca de treinta anegadas, creo que cada anegada son ochocientos metros, que la transformaré en su día. Me gusta la tierra porque siempre la he tocado, pero todavía no sé como se cultivan los naranjos. Estoy muy verde".
HISTORIAL
Nombre: Enrique Saura.Edad: 27 años. Altura: 1,70 metros. Peso. 71 kilos. Club: Valencia. Internacional: dos veces olímpico y veintidós veces absoluto. Estado civil: casado y un hijo.
Enrique Saura es uno de los pocos futbolistas que tiene decidido su futuro con tiempo y, caso raro -"soy muy raro, soy un bicho raro"- está dispuesto para trabajar la tierra. Sorprende en un futbolista de elite que piense en abandonar el aparente lujo que le rodea, que no le ate el dinero, fácil que a veces le llega al bolsillo y que rompa con el halago fáci1, la popularidad y la palmadita en el hombro.
Para Saura el fútbol, dentro de unos años, se reducirá al recuerdo omnipresente de los recortes de prensa que recoge y a la colección de camisetas y todo tipo de objetos relacionados con el fútbol que tiene en su casa. Quizá su mujer influyera en esta perspectiva de futuro; a ella también le gusta la tierra y tampoco tiene inconveniente en dejar el centro de la ciudad y ser centro de atención cuando pasea con su marido para retirarse a la finca de naranjos.
A Enrique Saura le quedan aún años de fútbol activo y posible! sorpresas, aunque él piensa que no va a salir de Valencia porque lleva siete años jugando en Mestalla y "es mi segunda casa, mi segunda vida".
Pregunta. ¿Cuestan mucho sus servicios?
Respuesta. Los futbolistas somos como animalilos, que nos traen y nos llevan, nos compran y nos venden. Son los clubes los que deciden por tí, los que te pasan, pero ojeando el mercado del fútbol pienso que valgo mucho dinero.
"Gano bastante"
P.: ¿Gana muchas pelas en el Valencia?
R.: Gano bastante, yo estoy contento. ¿Si me gusta el dinero? Sí, dicen que el dinero ayuda a buscar la felicidad. Se vive mejor con él que sin él. Seguro.
Saura se declara regionalista, "aunque no tanto como los personajes de Blasco Ibáñez". Confiesa que habla "sólo medio bien el valenciano" y en un arranque de espontaneidad desacostumbrado en un futbolista profesional declara que una vez votó a UCD, la única vez, porque a partir de ahí las eleffiones le encontraron siempre concentrado en algún paraje solitario o en un viaje con el equipo.
P.: ¿Valencia, País Valenciá, Reino de Valencia o Comunidad Valenciana?
R.: Cada gente tiene su manera de pensar y yo respeto las ideas de todos y cada uno. Me acuerdo que cuando ganamos la Recopa, de vuelta a Valencia hicimos un acto de ofrecimiento del trofeo a los valencianos. Igual que el Barcelona hace unos días. Nos dirijimos al ayuntamiento y yo tomé la palabra como capitán del equipo y ofrecí la Recopa a la Región Valenciana. En los periódicos del día siguiente nos dieron un palo de no te menees; decían que yo había sido manipulado y cosas así. Y eso no es cierto. Yo sigo pensando que el país es España y Valencia una región, por tanto, Región Valenciana.
Enrique Saura dice de sí mismo que es sincero, "a veces despreocupado", espontáneo, respetuoso -"vivo y dejo vivir"- y amante de la verdad. "Yo pienso que la verdad triunfa siempre y si alguna vez no ocurre así, debería triunfar". Se considera buen padre: "más que padre, creo que soy madre. Intento ayudar a mi mujer a cuidar el chiquito de la mejor manera que sé. Yo le cambio los pañales cuando hace falta, se me da bien. Además, con los pañales modernos de plástico, es fácil".
Se lamenta de ser un hombre muy tranquilo: "A veces me maldigo porque pienso que por la vida hay que caminar con más mala leche y no ser tan, dócil". Nunca cogió una guadaña en la mano y "nunca he robado naranjas. Bueno, si alguna vez me apeteció una, la cogí. Robar por hambre no es robar".
P.: ¿Cuántas veces le han expulsado de un campo de fútbol?
R.: Soy tan tranquilo en mi vida cotidiana como en el campo. Normalmente no me pego con nadie. Me expulsaron una sola vez en mi carrera de un terreno de fútbol. Ocurrió en el Camp Nou, en un partido contra el Barcelona. De la Cruz, defensa lateral azulgrana y yo tuvimos un roce y el árbitro decidió mandarnos a los dos a la caseta. .
P.: Usted conoce bien el público del Mestalla.
R.: Sí, y le debo mucho, quizá la mayor parte de lo que soy en el fútbol, porque siempre me animó, siempre me empujó hacia adelante.
P.: ¿Se puede contar con esa afición para la selección española?
R.: Por supuesto. Es un público que sabe lo que quiere. A veces le pasa como a las fallas, que cuando va todo bien explota de júbilo y si las cosas marchan mal se apaga un poco, pero estoy convencido de que a la selección no le dará un minuto de reposo, la animará hasta romperse la garganta.
P.: ¿Cedería su puesto si con ello la selección española se garantizara el triunfo?
R.: Sí, por encima de todo soy español. En mi vida deportiva sería dar un paso atrás, pero si fuera necesario me marcharía a casa.
P.: ¿Quién ganará el Mundial?
R.: Espero que España.
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