Alternativa a Presur
Estas líneas pretenden ser unos esbozos de algo que para un economista es tan obvio que sorprende ver que hasta ahora nadie ha puesto el dedo en la llaga al hablar del (¿fabuloso, nefasto?) proyecto Presur.Sorprende que mentes preclaras como el presidente del Instituto Nacional de Industria (INI), el de Campsa, el Gobierno entero y los líderes regionales afectados no hayan hecho mención (ni la más mínima) a la realización de un análisis coste-beneficio de diferentes alternativas. Hasta ahora sólo se ha hablado de Presur, y en términos contrapuestos, como es lógico (?), cuando existen intereses totalmente dispares.
Los defensores de Presur (a excepción del presidente de Campsa) se basan en razonamientos más sentimentales que racionales: el proyecto significaría puestos de trabajo, un poco de dinero suplementario en la región, actividades que atraerán alguna -otra como efecto arrastre y todo ello pagado por el Estado, que es solvente.
¡El Estado somos todos!, responden sus contrarios. A todos nos cuesta, y los escasos recursos financieros de España deben ser invertidos en proyectos viables, con futuro.
A los extremeños y andaluces afectados no se les puede hoy hacer estos razonamientos. No pueden, ni querrían entenderlos.
Ellos participan en la financiación de ikastolas, en las transferencias a la Generalidad, en el proteccionismo a ultranza de las empresas vascas, catalanas y madrileñas..., y ¿el Gobierno va a andar ahora con remilgos de fomentar el empleo en un proyecto que había prometido?
Las reacciones de extremeños y andaluces han sido demasiado pacíficas. Todavía pueblos nobles por excelencia, se resisten a entrar en la dialéctica de las presiones, la violencia y hasta el vil chantaje, únicos caminos que al ciudadano medio le parecen que producen frutos.
Y la respuesta es bien sencilla, sin embargo. El Gobierno ha aceptado que prometió Presur, tal vez por precipitación, tal vez inducido al error por las reservas de gas esperadas en Cádiz. Pero lo prometió. Hoy, tras un análisis de viabilidad económica, anuncia que se equivocó: inversión muy grande para pocos puestos de trabajo, pérdidas permanentes que exigirán subvenciones cuantiosas y constantes, alto costo de sus fabricados que obligará a subvencionar, ¡aún más!, a Ensidesa.
Creación de más empleo
Frente a ello, procédase con el rigor académico que no le falta al vicepresidente económico, máximo responsable de la opción final.
1. Evaluación del valor actual de la inversión en Presur: valoremos cuánto costaría al Estado, en pesetas de 1982, las instalaciones, más su funcionamiento, durante diez años, para hacer el cálculo más fácil, estimando, entre otras, las subvenciones que recibirían Presur y Ensidesa.
2. Estimación del número de puestos de trabajo que se crearían (que parece ya está calculado y es muy bajo).
3. Determinación de necesidades de inversión en la región y estimación del valor actual de cada una de esas alternativas con sus costos de funcionamiento, de forma similar a como se procedió para Presur.
A través de los avuntamientos, diputaciones, comisiones provinciales de gobierno o simplemente con los diferentes delegados ministeriales en las provincias afectadas, se podrían seleccionar varios proyectos, mucho más pequeños que Presur, pero que unidos den un resultado más positivo en términos de costes-beneficios individuales y sociales.
4. Con voluntad política, antes del plazo que el Gobierno se ha dado para meditar sobre Presur se podrían definir con todo detalle decenas de alternativas más viables, más ecológicas, más arraigadas en los extremeños y andaluces y que aportarán cualquiera de ellas más, mucho más a Extremadura y Andalucía.
Algunos ejemplos podrían ser: 1) Mejora de la infraestructura de regadíos y su mantenimiento en todas las zonas cultivables. 2) Mejora de la infraestructura de transportes. 3) Mejora de la estructura sanitaria, sin crear macrounidades, sino, por el contrario, numerosos y pequeños centros asistenciales que crearán empleo y mejorarán notablernente el nivel de vida (al revés de lo que Presur promete). 4) Lo mismo para la estructura educativa. 5) Repoblación y explotación forestal. 6) Ayudas para crear una infraestructura turística hoy inexistente en toda la región, pese a las maravillas que esconde la vasta franja paralela a Portugal, y esto simultáneo a la creación de centros que fomenten el turismo en la región, que guíen a los visitantes, que les incentiven a quedarse y a volver. Los españoles, y menos los extranjeros, no conocemos el arte, el paisaje ni la gastronomía variada y rica de esa zona despreciada tantas veces. Y un larguísimo etcétera de posibilidades, que no son contrapuestas.
Pero cualquier proyecto a considerar tendría que tener tres características básicas:
a) Pequeños proyectos: las grandes obras, son propias de dictaduras subdesarrolladas, capaces de deslumbrar, pero poco efectivas para crear puestos de trabajo y mejorar efectivamente la vida de los ciudadanos. Badajoz fue en su día un claro exponente: los pantanos-mayores del mundo con escasas canalizaciones para implantar el regadío de forma efectiva. Presur es otro ejemplo con un coste de inversión de más de veinte millones de pesetas por puesto de trabajo.
b) Viabilidad financiera, o contribuir directamente a mejorar la situación económica de la región (infraestructura de transporte).
c) Elevación del nivel de vida de la zona, evitando en lo posible proyectos en trabajos duros y mejorando las condiciones -de vida (red sanitaria y educativa, instalaciones deportivas ... ).
Con menos coste se aumentarían fácilmente los puestos de trabajo. Con la clara ventaja para la región de que se elevaría el nivel de vida con actividades fáciles de mantener (de financiar) por sí solas (o con mínimas subvenciones futuras), lo que garantiza esos puestos de trabajo a largo plazo. Porque no se olvide que cualquier día, alguien puede decidir sanear las empresas públicas o, en una futura caza de brujas, a la que tan aficionados somos en este país, alguien podría sospechar de la existencia de intereses particulares que se hubieran beneficiado por Presur y decidiese su finiquito.
Debería haberse dicho rotundamente, y creo que no se ha hecho, que las expectativas de inversión y puestos de trabajo, o sea, de vida, que se habían creado a extremeños y andaluces no van a ser frustradas ahora.
Parece, no obstante, que se continúa con la manía del regate en corto y de las catacumbas tan queridas del anterior jefe del Gobierno. Ya es hora de que las autoridades no negocien como desharrapados de un mercado chino. Y de que por no dar la cara a tiempo, y en el tono en que hay que hacerlo, se tomen luego decisiones precipitadas ante la fuerza de los hechos y de las movilizaciones populares.
Si yo fuera un extremeño en paro habría ido a la huelga a favor de Presur. Pero si hubiera sido una autoridad responsable, les habría garantizado la creación de los puestos de vida por medio de otras alternativas.
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