ETA: ¿final o principio?
(... ) La hipótesis oficial ya es conocida en la calle. Estaríamos sobre los finales de la gran pesadilla. Los restos de las bandas etarras diezmadas sus principales fuerzas por la efectiva acción policial- se baten prácticamente en retirada y actúan a la desesperada. Es cuando pueden ser más peligrosos, porque proceden de manera a la vez salvaje y suicida. Pero están irremisiblemente perdidos. Sólo es cuestión de un poco más de paciencia y de una cooperación ciudadana que abrevie el plazo de detención de los asesinos. Esta es, en síntesis, la versión gubernamental. Quisiéramos creerla. Estaríamos todos de suerte. No es que pongamos en duda la meritoria actividad desplegada desde el Ministerio del Interior en la más reciente etapa. Tampoco está en nuestro ánimo restar importancia a los éxitos cosechados por las fuerzas de orden público. Pero acontece que participamos del escepticismo casi general en cuanto a la profundidad de la terrible lucha. Hay indicios de que esa guerrilla local, centrada en un principio en la recuperación de las libertades vascas, que ya son un hecho, tiene otros fines y viene inspirada desde bastante más lejos. En realidad, no se trataba más que de una avanzadilla. El instrumento de unas fuerzas subversivas acostumbradas a buscar coberturas y camuflajes parecidos allí donde se cultiven, para luego implantar su propia dictadura. O, cuando menos, evitar que se asiente un régimen de libertades.Por tanto, más que ante un final de etapa, más bien parece que nos encontramos ante una nueva fase terrorista al servicio del exterior.
19 de abril
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