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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La unión política de Europa

Hace un cuarto de siglo, seis Estados europeos firmaron los tratados de Roma con la firme voluntad, se dice en el preámbulo, de crear las bases para una mayor cooperación de los pueblos europeos. El autor, ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania, invoca en este 252 aniversario de la CEE la necesidad de una perfecta cohesión política en estos tiempos de crisis.

El 25 de enero de 1982, dos meses antes del 25º aniversario del Tratado de Roma, los ministros de Asuntos Exteriores de la Comunidad de los diez no lograron ponerse de acuerdo para cumplir el mandato para una reforma de la política financiera y agraria y no lograron un equilibrio racional de intereses. Para el ministro de Asuntos Exteriores alemán, éste fue un día de profunda desilusión, pero no un motivo para desanimarse; por el contrario, ese día demostró nuevamente la urgente y obligada necesidad de impulsar hacia adelante la iniciativa presentada por nuestros; amigos italianos para marchar en dirección hacia una unión europea, recordándonos la motivación y la finalidad política de los tratados de Roma: una siempre mayor cooperación de los pueblos europeos.La realidad de la idea europea no se puede reaIizar ciertamente en una sociedad de lobos, en la que cada uno busca obtener las mayores ganancias. Europa no puede ser el resultado de una suma de egoísmos nacionales; solamente puede realizarse como comunidad solidaria. Y yo advierto que a esta comprobación no debe atribuírsele frívolamente la etiqueta de un ideal patético.

No necesito añadir que ningún país puede encontrar sólo una respuesta a los problemas políticos cotidianos. Pero tampoco hay ninguna razón para avergonzarse de los ideales europeos y escudarse tras unos tecnicismos de valores neutrales, cuyos pragmáticos defensores se miden por sus propios éxitos.

Hace veinticinco años fueron establecidos los fundamentos para la construcción de la unión europea. Corremos el peligro de olvidar este plan constructivo. Si queremos llevar a término esta edificación debemos recordar de nuevo estas ideas comunes.

Desafío económico

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La Comunidad Europea se ha enfrentado desde su fundación al desafío de dominar los graves problemas económicos. La presión de los hechos parece más fuerte y pocas veces lleva automáticamente a soluciones, que únicamente pueden ser encontradas en conjunto. Ahora bien, desde ahí el camino se ha hecho difícil. Porque Europa ya no vive en la conciencia de nuestros pueblos tal vez sólo como un valor sobreentendido, y yo intuyo el peligro de que hayamos perdido también la conciencia de esta evidencia.

Naturalmente, en lo que se refiere a la Comunidad Económica hemos ido adelante: nos hemos fijado el objetivo de una unión europea, y con las elecciones directas al Parlamento Europeo estamos en el camino de avanzar hacia una constitución democrática comunitaria. Paralelamente hemos hecho grandes progresos en la formulación de una política exterior comunitaria. Yo me pregunto, sin embargo, cuál es la imagen que los europeos tienen efectivamente de sí. Y temo que nuestros ciudadanos tengan una conciencia sombría de lo que es Europa: excedentes agrarios, los problemas presupuestarios y los saldos netos.

Todos estos problemas existen y deben ser resueltos, pero sólo pueden ser arreglados, estoy convencido de ello, cuando volvamos al sentido y finalidad de nuestra cooperación: la unificación política de Europa. Nadie puede y quiere esquivar los problemas materiales. Pero debemos de, nuevo, tener una clara visión del último objetivo común, o lo que es lo mismo, de los problemas políticos cotidianos de la Comunidad pueden resolverse cuando hayamos aprendido a mirar más allá del plato cotidiano. Por esta razón hemos tomado la iniciativa, de acuerdo con el Gobierno italiano, de presentar una propuesta de cómo debe desarrollarse la Comunidad para llegar a la unión europea. Las líneas fundamentales de la misma son ya conocidas. Desde hace más de un año, las he expuesto en numerosos discursos y declaraciones públicas, y especialmente ante el Parlamento Europeo. Esta iniciativa. aspira a reavivar la idea de la unión política de Europa, es decir, aspira a crear un marco común para todos los terrenos de la cooperación a la que se ha llegado hasta ahora y plantea las posibilidades de un mayor desarrollo para incluir nuevos terrenos de colaboración.

Hemos alcanzado mucho en esta Comunidad, lo ha logrado la Comunidad como totalidad y cada Estado en particular. Pero nuestras iniciativas deben madurarse mejor, enraizarse y construirse. Nosotros ya sabemos que lo alcanzado solamente se puede conservar cuando nos esforcemos permanentemente en desarrollarlo dinámicamente.

En una situación de aguda crisis internacional, teniendo en cuenta el peligroso desarrollo económico, recuerdo las palabras de Walter Hallstein, un ilustre jurista y un europeo comprometido, que en marzo de 1957 dijo en el Bundestag (Parlamento alemán) que la estrecha amalgama de los Estados europeos era la última oportunidad de nuestra supervivencia, la garantía de nuestras libertades y de nuestros progresos sociales y económicos.

Hans Dietrich Genseber es ministro de Asuntos Exteriores de la República Federal de Alemania.

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