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El Real Madrid aprovechó mejor el lanzamiento de penaltis

A minuto y medio del final del encuentro, el Real Madrid, por medio de una magnífica jugada de Juanito, que coronó el mismo, logró igualar la eliminatoria. La Real Sociedad no supo mantener en el segundo período la misma calidad de juego que en el primero. El Real Madrid salió de su apatía en los momentos decisivos y logró acorrarlar al equipo donostiarra que se conformó prematuramente con el cero a cero. El Madrid volvió a tener la garra de otros tiempos. El genio de algunos jugadores madridistas provocó una victoria que ya no se esperaba.Ormaechea consideró saldado el encuentro con el empate a cero y puso en juego a Murillo y Larrañaga en misiones eminentemente defensivas. Pero cuanto más trató de encerrarse la Real, más apretó el Madrid y provocó serios y constantes peligros en el área de Arkonada. El meta realista, incomprensiblemente, tuvo tres salidas por alto impropias de su categoría. Por contra, en la primera parte de la prórroga, realizó un paradón de antología a un remate de cabeza desde tres metros que el público cantó como gol.

El Real Madrid, que en el primer tiempo no supo cómo superar a la Real, corrigió defectos con los cambios y logró asentar más la defensa, en donde Camacho, en su auténtico puesto, además de cubrir huecos sirvió para enlazar con sus compañeros de ataque por la banda izquierda. Más seguro el Madrid en la parte de atrás y más confiados sus jugadores en la misión de Agustín, pudo establecer una mayor alegria en su juego. Ito, que realizó la mejor jugada de la noche, consiguió mover a sus compañeros de ataque, que encontraron en Juanito a un impulsor desde atrás más afortunado que otras veces. El Madrid, que notó sobremanera la ausencia de Gallego, cuando se hizo a la idea de que podía remontar el resultado consiguió enfervecer a los seguidores, que volvieron a sentir la emoción de un partido copero.

La Real tuvo en Alonso un espléndido motor, y en su descargo habrá que decir que la ausencia de Zamora al ser sustituido también se notó en los contragolpes. Satrústegui, solo durante muchos minutos en la punta del ataque, realizó jugadas vibrantes que no tuvieron el afortunado remate final que buscó. Guardametas y defensas fueron los auténticos artífices de ese 1-0 con que finalizaron los noventa minutos reglamentados. A la Real Sociedad le faltó confianza en la segunda parte para mantener el ritmo de juego y la precisión con que se había movido. El Real Madrid, en las prórrogas, intentó el gol cuantas veces pudo, mientras que la Real Sociedad se jugó el resultado a la baza de Arkonada. La falta de puntería de sus lanzadores de máximos castigos, imposibilitó que el guardameta internacional resolviera la eliminatoria. Para la Real Sociedad está claro que la maldición de messieur Comez estuvo referida al campeonato de Copa. Siempre que ha estado cerca de la final ha sido eliminada. Y esta vez, el Madrid ganó con justicia porque no perdió la fe hasta el minuto final.

Solo con que la Real Sociedad hubiera aprovechado la mitad de las ocasiones de gol que tuvo en el primer tiempo, hubiera quedado resuelta la eliminatoria. Pasados los minutos iniciales, que no tuvieron más sensación de peligro por parte madridista que una ocasión de gol de Stielike en el minuto nueve, la Real se impuso de una manera casi apabullante A partir del minuto 24, hubo que contabilizar cinco claras ocasiones de marcar que Alonso, Satrústegui, Uralde, Diego y de nuevo Uralde no supieron aprovechar. La del minuto 27, del extremo derecha donostiarra fue clamorosa. Le hubiera bastado con empujar el balón para batir a Agustín.

El público, que en un principio estuvo predispuesto a reconciliarse con su equipo, ya que le aplaudió de salida y le animó en los primeros lances, cuando vio cómo el juego de la Real era superior en calidad, en rapidez y. en ideas, comenzó a desinflarse. La Real Sociedad dominó en el centro del campo a pesar de que Molowny quiso utilizar a Camacho para que le cortara el paso a Zamora. Alonso, en una noche espléndida de potencia física, de velocidad y buena colocación, decantó la posesión de la pelota. Ya se sabe que quien más tiempo tiene el balón en sus manos posee la mayor parte de las oportunidades para ganar. Pero no fue así porque, como diría el cesado Vujadin Boskov, "fútbol es fútbol y la pelota no entra si Dios no quiere".

El equipo donostiarra se situó magníficamente en el primer tiempo, se desdobló con precisión y, a pesar de un terreno de juego en difíciles condiciones, entregó el balón al primer toque. El Madrid, cuando intentó acorrarlar a la Real, tuvo que recurrir al pase retrasado ante la desesperación de sus seguidores. Hubo en este Madrid del comienzo más impotencia que otra cosa.

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