El Madrid quemó sus últimos cartuchos en Las Palmas
El Real Madrid perdió en el estadio Insular, prácticamente, sus úItimas posibilidades de ser campeón. El Madrid, ante un equipo mediocre, miedoso, en grave peligro de descenso, y bajo la impresión de una nueva recaída de su entrenador, Heriberto Herrera, fue incapaz de marcar. Mejoró en la segunda parte, al bajar Camacho a la defensa y entrar Angel en el medio campo, pero fue precisamente entonces cuando encajó el gol de la derrota. El conjunto de Boskov tiene demasiadas limitaciones para aspirar a lo máximo.El equipo blanco demostró una vez más que ni siquiera es ya el que era, tal vez con similares penurias de calidid en el juego, pero con aquél algo que le permitía no desaprovechar oportunidades. Y, desde luego, casi nunca tan claras como la dejada por el Barcelona tras su derrota frente al Español.
Pero la derrota azulgrana pareció poner plomo en los jugadores madridistas, como si algunos, demasiados, no tuvieran ya bastante, habitualmente. Y no supieron aprovechar tampoco, por ejemplo, la nueva desgracia de Heriberto Herrera, al que los banquillos le pueden acabar costando la vida. Tras su dolencia cardiaca, que le apartó largo tiempo del trabajo, y que parecía irnipedirle volver, los rumores de su mala salud continuada se confirmaron poco antes del partido. Sufrió una isquemia cerebral, es decir, un espasmo de una arteria de la cabeza, por su deficiencia de riego sanguíneo, y debió ser ingresado en una clínica. Su estado, por ahora, es satisfactorio.
Los vestuarios de los equipos, en el estadio Insular, no se comunican, y al intentar recabar datos sobre HH II, momentos antes del inicio del partido, sólo pudimos entrar en el madridista, cuando saltaban los jugadores al terreno. Boskov no se había enterado aún de la noticia y debió pensar, además de lamentarla, que ello supondría otro complejo más para el rival. A los dos minutos de juego, Félix, emparejado en un lado del centro del campo con Camacho, hizo un gesto significativo al banquillo para preguntar al entrenador suplente, el antiguo jugador Germán, quién se ocupaba por el medio del "6", García Hernández. Páez tardó en enterarse. El Las Palmas jugaba agarrotado. Todo se presentaba de color de rosa para el Madrid.
A los cinco minutos, un gran pase de Juanito lo salvó Pérez en su salida ante Stielike, que parecía irse fácilmente de Saavedra por el otro lado del eje central. Sin embargo, los marcajes se fijaron más, y aunque Isidro, Juanito y Cunningham se movieron mucho, sus seguidores implacables, Estévez, Castellanos y Roque, hicieron tan ini.ltiles sus escarceos como los de Julio, Fortunato -el más hábil, sacando a Sabido de su sitio- y Juani. San José y Cortés, sin moverse de sus zonas, cumplieron. El Las Palmas, con mucho miedo y lento, no sacaba tampoco provecho, ni siquiera de algún contraataque.
Pero Germán acertó en cambiar los marcajes a partir de los veinte minutos, y puso a Félix, muy seguro siempre, con García Hernández, quedando con Camacho, muy gris, en funciones centrocampistas, Páez. Un tiro de este último, otro de Castellanos y una cuchara bonita de Juani, que rozaron la madera, y un cabezado de Fortunato, que detuvo bien Agtistín, fueron el fruto de su mejor hacer. Unicamente cuando el Madrid se acordó de jugar con los extremos -el mejor sistema de ataque inventado, mientras no se demuestre lo contrario, digan lo que digan Tele Santana y Santamaría- pudo contragolpear. Incluso con Cunningham, que luchó más que otras veces, aunque siga muy flojo.
El paso de Camacho a central y la entrada de Angel dio el dominio claro al Madrid en la segunda parte. Ahí tuvo sus únicas ocasiones claras de gol, pues Germán tardó en sacar a Pepe Juan para que se emparejara con Angel y pudíera pasar Páez, mejor marcador - que Saavedra, con Stielike algo más crecido. A los doce minutos, Cuando ya a los tres Isidro había. des perdiciado un gran centro -de extremo-extremo- de Juanito en la misma boca del gol, el alemán tuvo que ser zancadilleado por Estévez al borde del área, cuando se iba solo hacia Pérez. A los dieciocho disparó demasiado cruzado, tras otro gran pase de Juanito.
El cuadro canario, que no había vuelto a plantear peligro desde el final del primer tiempo, tras un fallo de Gallego en la entrega, que permitió el contraataque sin acierto de Juani y Fortunato, tuvo en un gran tiro del primero, en el minuto 66, atajado en gran parada por Agustín, el anticipo del goI del segundo. Aunque Pepe Juan fue expulsado poco después, ya había cumplido sobradamente. Tampoco tardó mucho en seguirle Cortés, que tres veces, por una de García Hernández, no sacó provecho del último recurso blanco, a falta de Santillana, de sus potentes disparos en las faltas. El Madrid, una vez más, bajas incluidas, fue incapaz de marcar ante un mediocre.
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