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Un punto alejó al Madrid de un triunfo europeo

El Cibona de Zabrev consiguió, por primera vez en su historia, un título continental. Ayer, en un partido pleno de emoción y que causó el delirio en las gradas, se impuso en la prórroga al Real Madrid, dando muestras de una tremenda madurez y haciendo constar que el baloncesto yugoslavo todavía está ahí. No se quedó atrás el cuadro madridista que también pudo ganar. Pero en este deporte pasan estas cosas. Si el Cibona fue un justo vencedor, lo mismo se podría haber dicho de ocurrir lo contrario. Uno y otro equipo supieron reaccionar cuando la circunstancia le fue adversa y dieron muestras de calidad, de espíritu de lucha y de madera de campeones, pese a que en uno y otro figuran muchos jugadores jóvenes, lo que dice mucho en favor del futuro del deporte del aro y el balón. No se puede olvidar, sin embargo, la gran lección deportiva que dieron veteranos como Brabender y Cosic, hombres que, rebasada la treintena, fueron clave en el juego de sus equipos.El Cibona tuvo un comienzo francamente bueno, que hizo presagiar lo peor para el equipo de Lolo Sáinz, que tardaba en encontrarse en la pista y que tuvo en Fernando Martín al hombre que sí mereció el triunfo, pero no por un punto, sino por muchos más. El pivot madridista hizo de todo y muy bien. Los yugoslavos iniciaron defensa individual con Pavlicevic sobre Delibasic. No obstante, Novosel, el técnico yugoslavo, alternó sabiamente la defensa del teóricamente hombre más peligroso blanco para que ninguno de sus jugadores se cansara en la persecución del mismo. Dió buen resultado y, esta vez, Delibasic no fue el de otras ocasiones.

El Madrid también inició la defensa individual con Chrnelic sobre Knego, hombre a vigilar sobre todos en el cuadro yogoslavo. Fue un fracaso. El fichaje norteamericano del Real Madrid no podía con él y cuando cambió para ponerse a defender a Cosic le ocurrió lo mismo. Hasta tal punto, que Sáinz se vio obligado a llevarlo al banquillo con tan sólo seis puntos en su haber. Una vez más, una de las adquisiciones extranjeras del Madrid no supo colaborar eficazmente para que su equipo ganara un título. Hay que resaltar, entonces, que Fernando Martín, ya está dicho, sobre todos y Brabender y Llorente fueron los que llevaron al Madrid a conseguir un empate cuando todo hacía pensar que el partido lo tenía perdido. No hay que olvidar que en el descanso perdía por diez puntos.

En el segundo tiempo, el Madrid, contra todo pronóstico, tal y como se desarrollaba el encuentro, logró imponer su ritmo y el equipo yugoslavo no supo reaccionar haciendo valer su ventaja y manteniendo el mayor tiempo posible el¡, balón en sus manos. Todos se pusieron a correr y en este aspecto no hay quien pueda con eI equipo español. De ahí, que a los 29 minutos, se produjese un empate a 66 puntos. El decorado había cambiado por completo porque, además del empate, el Cibona cometió siete faltas personales por tan sólo dos del Real Madrid. No supo tampoco aprovechar el equipo madrileño esa oportunidad y en poco más de diez segundos cometieron diez faltas. No obstante, la igualdad se mantuvo y, faltando dos minutos y medio, se producía un nuevo empate a 82 puntos.

El Cibona, al verse cargado de faltas, cambió a una zona 3-2 aclopada, lo que ya había hecho en el primer tiempo. Poco después, el Madrid también cambiaría su defensa individual por una zona 2-3. Los equipos empezaron a temerse por la amenaza de las faltas y de ahí que el resultado, pese a la prórroga, no fuera muy alto.

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