Encontrado con vida un niño de 3 años que permaneció tres días perdido en un monte
Roberto Medina Guerra, el niño de tres años desaparecido el pasado miércoles en un caserio próximo a la localidad de Lugán, en la montaña leonesa, fue encontrado ayer sano y salvo en lo alto de un monte y a unos tres kilómetros de su domicilio, cuando todo hacía suponer que las posibilidades de encontrarlo con vida eran pocas.
El niño fue localizado hacia las tres de la tarde por dos jóvenes que practican habitualmente el deporte de trial (motociclismo de montaña) en la zona, Lucas Almirante y José Luis Alonso Herranz. El primero de ellos manifestó a EL PAIS que se habían sumado como voluntarios a los grupos de rescate después de las doce del mediodía, una vez finalizada su jornada laboral en la capital de la provincia, distante unos 35 kilómetros.El niño se encontraba "muy quieto, sentado y algo asustado" en una zona de difícil acceso y, al verlos llegar, se limitó a pedir agua y comida. Según Lucas Almirante "hizo como que no nos había visto hasta que llegamos junto a él" y solo respondía con monosílabos a las preguntas que se le hicieron posteriormente. Los dos jóvenes bajaron inmediatamente a Roberto en sus motocicletas hasta el valle, desde donde fue trasladado al hospital provincial de León.
La médica que lo atendió, María Teresa Casado, manifestó también que el niño parecía encontrarse en buen estado, aunque "muy nervioso, con algo de fiebre y síntomas de padecer una deshidratación moderada". Este cuadro clínico se considera increíblemente benigno para un niño que ha pasado tres noches a la intemperie, sin comer ni beber y soportando temperaturas próximas a los cero grados. La misma fuente indicó que, aunque no existe riesgo alguno para su salud, continuara internado en el hospital hasta que se consiga su total rehidratación y se le haya hecho un examen médico a fondo.
La desaparición de Roberto Medina Guerra, que no cumplirá los tres años hasta el próximo día 8 de mayo, fue detectada a primera hora de la tarde del miércoles, momento en que comenzaron las operaciones de búsqueda a cargo de fuerzas de la Guardia Civil, soldados del regimiento Almansa de León y vecinos de los pueblos próximos. Se calcula que en los trabajos de rastreo, que abarcaron un área de diez kilometros, llegaron a participar un total de 230 personas, ayudadas por perros poli cías. A última hora del viernes había sido reclamada la presencia de hombres-rana de la Guardia Civil para rastrear el río.
En medios oficiosos se descartaba desde un principio la hipótesis de un secuestro y se consideraba también poco probable la posibilidad de que el niño hubiera podido ahogarse en el río, si bien este supuesto volvió a considerarse después. En cualquier caso, tanto la Guardia Civil como los médicos y las personas que han participado en el rescate se han mostrado sorprendidas por el hecho de que el niño se encontrara todavía vivo después de este tiempo, sobreviviendo, al parecer sin excesivos problemas, a las bajas temperaturas y a lo inhóspito de la zona de montaña. También ha causado sorpresa el que el niño hubiera podido llegar por sus propios medios a lo alto del monte, que, precisamente, por sus características y la dificultad de la escalada, no había sido rastreado. Las huellas del niño habían sido vistas en las proximidades del río y en un camino relativamente cercano. Según la prensa local, también se habían detectado huellas de alimañas, posiblemente de lobos, a algunos kilómetros.
Los padres del niño habitaban un caserío conocido como Valderrodezno, donde trabajaban como asalariados desde primeros de mes. Al parecer Roberto solía acompañar a su padre cuando éste llevaba el ganado a unos prados próximos y todo hace pensar que en esta ocasión siguiera el mismo camino, perdiéndose en el monte.
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