Sobre el aborto

Recojo la defensa que hace la Asociación Gallega de la Mujer, con sede en Santiago de Compostela, para comunicar a los firmantes de la carta aparecida en el diario EL PAÍS de 25 de febrero de 1982 que no salgo de mi asombro, de mi estupor por cómo unas supuestas mujeres defienden el aborto.Comienzan ustedes, señoras (sólo siete firmas entre las miles que dicen existir), acusando de demagogia al profesor Botella y los 750 firmantes más en pro de la defensa de la vida.

Quiero hacer a estas feministas tan poco femeninas la observación de que la información que exigen al profesor Botella sobre los anticonceptivos deberían haberla solicitado de aquellas personas que las dejaron embarazadas.

Para ustedes, señoras feministas, lo que tienen dentro les pertenece, pueden hacer con ello lo que les parezca, tienen derecho a disponer a su antojo del feto, a pesar del sacrificio que supone abortar.

Señoras: empleando la palabra en el mismo sentido en que ustedes la utilizan, yo les diría que es demagogia suponer lo que haríamos o dejaríamos de hacer los hombres si pudiéramos parir. No olviden ustedes, señoras, que no todas piensan como ustedes. Hay mujeres que defienden a sus hijos en contra de todo, incluso de los hombres. Lo que haríamos los hombres en el supuesto anterior es una afirmación gratuita, carente de todo fundamento./