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El príncipe Carlos

y la princesa Diana de Gales pueden dormir tranquilos: no sólo ha logrado Buckingham Palace que sus pasos sean seguidos sólo por sus agentes de seguridad, una vez que los fotógrafos han sido ahuyentados de su alrededor, sino que la seguridad de su casa de campo ha sido reforzada de manera notable: una de sus habitaciones ha sido dotada de paredes de acero para proteger a los príncipes de posibles atentados terroristas. En los sótanos de todas las casas de la familia real británica hay refugios nucleares; sin embago, es la primera vez que en uno de esos domicilios se instala una habitación de dichas características. La mencionada casa es una propiedad muy pequeña y muy vulnerable. Situada junto a la carretera general, resulta fácilmente accesible para quien desee llegar a ella.

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