El medio fondo español, en la cúspide europea
Las medallas de oro ganadas por Páez y José Luis González, la de plata de Abascal y las de bronce de Trabado y Benjamín González situaron a España en el tercer lugar del medallero masculino de los campeonatos europeos de atletismo en pista cubierta, que el domingo se clausuraron en Milán. Estos atletas, además, proporcionaron que el equipo nacional dominara indiscutiblemente el medio fondo continental. Los pronósticos, en cuanto a las posibilidades españolas, se cumplieron en lo referente a medallas, pese a que fallaron dos de los fijos, Corgos y Moracho, que ni siquiera fueron finalistas.
En la final de 1.500, José Luis González y Abascal fueron al copo. Este siempre estuvo detrás del hombre de cabeza, primero Cabral y luego Wessinghabe, con su compatriota situado algo más atrás, para aprovechar su fuerte final, aunque esta táctica le supuso un buen susto cuando a la hora de salirse para remontar a Wessinghage, atleta que ha ganado siete medallas en los últimos ocho europeos de pista cubierta, le sacó de la calle por la que iba. Pese a ello, José Luis González, que tiene fibra de auténtico campeón, rebasó a Abascal, que había tomado la cabeza en la última vuelta, le pasó con autoridad en la curva y mejoró la plusmarca nacional que el día anterior había establecido Abascal.El doblete no pudo ser en 800 con Trabado siempre por delante de Páez hasta la última vuelta, en la que le pasó en la curva. Trabado luchó por el primer puesto inmediatamente, y su esfuerzo final le supuso ser superado en los metros postreros por Nabein. De cualquier manera, excelente clasificación, pese a su inexperiencia internacional en pista cubierta, donde Páez ya se las sabe todas. El domingo conquistó su tercera medalla, segunda de oro en estos europeos.
El otro triunfador español fue Benjamín González, que corrió por una buena calle, las tres, por tener como referencia a Uihelyi, su rival para la conquista de una medalla. Este entró por delante en la compensación, pero en la última vuelta González lo dio todo, y cuando iba a por su inmediato rival, Kriapic se entregó y obstaculizó el paso del español a escasos metros de la línea de meta. Pese a este imprevisto, González tuvo aún fuerzas para salvarle y, además, rebajar su mejor marca nacional en dos centésimas.
Otra gran actuación hispana fue la de Sánchez Vargas. Siempre atento en el grupo de cabeza, para no quedar decolgado en cualquier tirón. A falta de cuatro vueltas permaneció entre los favoritos pero sin opción a medalla, como pronto se vio. Sin embargo, luchó por el cuarto puesto, perdido sólo en el último metro.
En el capítulo de las decepciones estuvieron dos hombres importantes que habían sido medallas en los últimos europeos. La actuación de Corgos fue, con mucho, la que más sorprendió negativamente. Que un atleta de sus condiciones, capacitado muscularmente para estar siempre en los ocho metros, no se metiera ni siquiera en los saltos de mejora, es un fracaso. En el primer intento hizo nulo, y cuando se dispuso al segundo logró la séptima posición, que en principio le daba opción a seguir en la final; pero al terminar la ronda, Szalma y Bernhard le relegaron al noveno y entraban los ocho primeros en la mejora. El tercer salto de Corgos volvió a ser un claro nulo, incomprensible en él, ya que por su potencia no tiene más que saltar a una cuarta de la tabla para irse, como poco, a los 7,56 metros, marca que permitió pasar a la final.
La siguiente, decepción estuvo protagonizada por Moracho, otro de los claros candidatos a medalla. Era fácil clasificarse para las semifinales y lo hizo con 7,87. Luego confirmó que su experiencia en Estados Unidos no ha resultado positiva, y fue cuarto, con 7,77, a cinco centésimas de la final. El problema de Moracho es que en Estados Unidos no se trabaja la técnica, sino la velocidad, con sistemas diameltralmente opuestos a los que se siguen en Europa. Los primeros días que los atletas de la Universidad de Washington vieron entrenarse al español quedaron sorprendidos. En la semifinal quedó eliminado. Al margen de que ha perdido técnica en el salto de las vallas, se lanzó a la meta nada más rebasar el último obstáculo y perdió unas centénsimas preciosas para entrar en la final, al cambiar su ritmo de carrera.
Oriol, aunque no tenía condición de favorito, no estuvo en la línea que se esperaba. Intentó los 5 metros, que salvó al segundo intento, y quedó eliminado en 5,20. Fue, junto con Cid, Corgos y Moracho, el que deslució la mejor actuación española en la historia del atletismo.
La participación femenina de España en estos campeonatos quedó inédita por indisposición de Montserrat Pujol horas antes de competir en 800 metros.
La checoslovaca Jarmila Kratochvilova fue la gran figura de los campeonatos. A, los 31 años sigue derribando barreras, y el domingo lo hizo con la de 400 metros. Corrió la distancia en 49,59, cinco centésimas menos de la plusmarca mundial, que ella misma estableció el año pasado.
Meyfarth, campeona diez años después
También destacaron las tres atletas que subieron al podio en salto de altura, que intentaron fijar en 2,01 la nueva marca mundial. Las tres fallaron y las medallas se repartieron según los nulos realizados, que fueron únicamente sobre el 1,97 y el 1,99, altura que, sin embargo, salvó al primer intento la ya veterana campeona Meyfarth, que obtuvo el misn1o título en 1972.Otra gran prueba fue la de pértiga, en la que también se intentó una plusmarca mundial sobre 5,75. Spasov y volkov no pudieron con ella, tras unos renuncios de lujo, como la de Spasov sobre 5,65 y la de Volkov sobre 5,70.
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