Los españoles confirmaron sus posibilidades de medalla
Trabado, Páez, José Luis González y Abascal dejaron claro en la primera jornada de los campeonatos europeos de atletismo en pista cubierta, que son los firmes candidatos a medalla en 800 y 1.500 metros. Y, además, por la forma como alcanzaron las finales, están en condiciones incluso de establecer mejores marcas mundiales si las carreras salen rápidas. Ayer, en Milán, no sólo fue una buena jornada para el atletismo español, que estrenó tres plusmarcas nacionales; la final de altura tuvo un nivel jamás registrado en competición alguna: la medalla de bronce se ganó con 2,32 y tres atletas intentaron la plusmarca mundial en 2,36.
La actuación española no tuvo un comienzo claro. Cid estuvo en la final de triple salto, y en él se confiaba porque su forma es, en estos momentos, la mejor de su vida deportiva. Tenía rivales, como los soviéticos, de más de 17 metros. Pero cabía la seria posibilidad de que se fuera a esta distancia si agarraba un buen salto. Cid, sin embargo, no debía tener problemas para pasar a los saltos de mejora. Y los tuvo, no en la técnica del salto, que fue sobresaliente, sino en la carrera. Ya en el primer intento batió lento al reducir el ritmo para entrar en la tabla y se fue hasta los 15,91 metros; quedó en ese momento octavo, con seis rivales ya por encima de los dieciséis metros. En el segundo salto, conservó su octavo puesto al hacer 16,15, también tras una mala carrera que hubo de repetir. El tercer intento fue decisivo para Cid, y de nuevo su mala carrera, ajustando mucho el ritmo, le llevó solo hasta los 16,07 metros, quedando a un centímetro de pasar a la final, ya que el británico Moore tenía 16,16 de su primer intento. La primera posibilidad de medalla, remota, pero al fin y al cabo real, dado el momento de Cid, se esfumó antes de lo que se esperaba. Luego, la medalla más barata se cotizó a 16,82 metros, marca que se podía esperar de Cid, como incluso demostró en la calificación, ya que con una malísima carrera supero en dos ocasiones los 16 metros. El triunfo en esta prueba fue para Bakosi, que hizo unos saltos de mejora excepcionales - 16,81, 16,80 y 17,13-, dejando a los soviéticos sin el oro a por el que vinieron por, al igual que Cid, tener problemas en el ajuste de sus carreras. Lo mismo que le pasó a Svetlana Vanyushina, plusmarquista mundial, que en la final de longitud fue cuarta.Las sorpresas positivas comenzaron con la velocidad, precisamente donde menos se confiaba. En las series de 60, a Arqués le correspondió una nada cómoda, pero se clasificó por detrás de Woronin y Atanassov -segunda y tercera mejor marca europea de todos los tiempos, respectivamente- con 6,70, mejorando en una centésima la plusmarca nacional de Sarría, fijada hace seis años. Luego, en semifinales, fue segundo tras Atanassov y por delante de Haas -plusmarquista europeo- con 6,66, de nuevo mejor marca nacional. En la final, no pudo remontar por su salida lenta. No tan afortunado estuvo Carbonell, segundo en series con 6,71 y cuarto en semifinales con dos centésimas menos, quedando fuera de la final por el dictamen de la foto finish.
Heras y Hornillos fueron los que tuvieron una actuación mínima. Ambos quedaron eliminados en las series de 200 metros, de dificilísima clasificación, ya que pasaban los vencedores de cada serie y los dos mejores tiempos, dada la masiva inscripción. Heras no tuvo opción, pues corrió con el plusmarquista mundial Skamrahl y Hornillos se vio superado por Di Pace y Kovacs. Sus tiempos fueron, respectivamente, de 21,71. y de 21,76. Las semifinales se alcanzaron con 21,47.
Lindoso también fue eliminado en 1.500, pero se sacrificó para ayudar a José Luis González, lanzando la carrera, ya que éste temía que fuera lenta, y verse sorprendido al final y quedar fuera por peor tiempo, pues en la otra serie iba el portugués Cabral, un rompedor nato, lo que sí favorecía a Abascal que corría con él. Pero ninguno de los dos pareció necesitar de ayuda indirecta. José Luis González ganó su serie con autoridad de indiscutible campeón y Abascal fue segundo en la suya, detrás de Wessinghage, y pese a correr cómodo y pararse en la recta final marcó 3.40.14, que mejora en once centésimas la plusmarca nacional que tenía desde hace cuatro años. Con similar soltura se clasificaron para la final de 800 Trabado y Páez, tras bajar, tanto en series como en semifinales, de 1.50. Otro finalista más fue Benjamín González con 47.43,20 centésimas menos que la plusmarca nacional que estableció esta temporada.
De las finales disputadas, la de mayor calidad resultó ser la de altura, con los tres primeros clasificados enzarzados en un constante juego de renuncias a alturas tales como 2,34 para explotar la tenencia de menos nulos. Más de tres horas y media duró este concurso, que totalizó 146 saltos, con veinte participantes y Cabrejas sorprendentemente en quinta posición, ex aequo con Sereda, y Thraenhardt, tras intentar el 2,25 y salvar al primer intento distancias inferiores a esta.
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