El Barcelona goleó en cuanto fue práctico
ENVIADO ESPECIALEl Barcelona goleó en Leipzig y dio un paso de gigante, como corresponde a su entidad actual respecto al Lokomotiv, hacia las semifinales de la Recopa. En cuanto convirtió en juego práctico su superioridad técnica, venció de forma rotunda. Sólo en el primer tiempo, por empeñarse en jugar con pases cortos (quizá por el viento en contra) que favorecieron la fuerza y los marcajes de su rival, pudo dar la impresión de que pasó apuros. En la continuación, sin embargo, aprovechó incluso la confianza del cuadro alemán, crecido al dominar a un equipo que esperaba más fuerte, y le sorprendió con unos contraataques rápidos y efectivos.
La superioridad técnica del Barcelona se vio clara desde el comienzo del encuentro. Sus combinaciones en corto, con el campo bastante lento por la mucha lluvia y nieve de los últimos meses, fueron siempre más hábiles. Pero, salvo en los primeros momentos de sorpresa y complejo por parte del Lokomotiv, se demostró su poco sentido práctico. A los 50 segundos, un buen tiro de Víctor rozó el poste derecho de Muller y, antes de los cinco minutos, dos centros del danés Alan Simonsen y de Quini hicieron pasar nuevamente apuros al guardameta alemán.
A partir de entonces, al no jugar el Barcelona con pases largos, como hubiese requerido el estado del césped. Tal vez, influyera que tuvo el fuerte viento en contra toda la primera parte. El Lokomotiv simplemente marcando encima y jugando más rápido el balón que los hombres, mandó en el juego, aunque sin agobios.
El cuadro azulgrana, seguramente aleccionado por Lattek en el descanso, y ya con viento a favor, construyó los contraataques mucho mejor y con gran rapidez en el segundo tiempo. Simonsen, que avisó ya poco después del disparo de Bornschein con otro querozó el poste derecho, dio el primer gol hecho a Quini. Morán, que jugó unos minutos finales magníficos, obligó un momento antes a que Liebers, convertido en defensa, salvase otro tanto bajo los palos. Dos minutos más tarde del gol, la salida de Muller con el pie, en una parada de balonmano, evitó otro.
El Barcelona, en cuanto convirtió en juego práctico su mayor tecnicismo, marcó el gol que quería, con su valor doble en el hipotético caso de un empate en la eliminatoria y acabó goleando, al final, porque cortó también la discreta capacidad de reacción del rival que tenía enfrente.
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