Triunfalismo marroquí en el aniversario de la retirada española del Sahara
Con un artículo titulado "Seis años de democracia y de libertad después de la autodeterminación de los saharauis", la agencia oficial marroquí MAP recordaba ayer el sexto aniversario de la retirada de España del Sahara occidental.El comentario recordaba que el 26 de febrero de 1976 se retiraron los últimos soldados españoles de aquel territorio, y que "ese mismo dia se reunió en sesión extraordinaria la yemaa (asamblea) saharaui para renovar su vasallaje sagrado y ancestral al rey Hassan II".
En el mismo texto se añade que el coronel Rafael de Valdés, último gobernador general español del Sahara, quien asistió a la reunión de la yemaa, había dicho en ella que "al descolonizar el Sahara, España cumple con sus compromisos expresados ante las instancias internacionales de acuerdo con la Carta de la ONU y restituye este territorio a quienes tienen derecho a él".
Para la agencia MAP, desde que la bandera marroquí fue izada en el Sahara, el 28 de febrero de 1976, aquel territorio ha conocido "seis años de libertad, democracia y desarrollo económico-social".
En estos seis años, y debido a las circunstancias particulares y a la guerra, aquel territorio ha vivido siendo objeto de una atención muy particular de los poderes públicos marroquies. La crisis económica y política general de Marruecos se ha sentido menos allí.
En primer lugar, porque la Administración del Estado ha hecho un esfuerzo económico particular en el Sahara. En segundo, porque la presencia de un ejército de cerca de 100.000 hombres permitió la reconversión de las actividades tradicionales de los saharauis y la sedentarización de una población eminentemente nómada.
Por otra parte, la vida política del resto de Marruecos no ha tenido un reflejo en el Sahara. Las circunstancias de la guerra han impedido, hasta ahora, una implantación real de los grandes partidos marroquíes en aquel territorio.
La presencia de políticos en las campañas electorales es relativamente reciente. La izquierda, en verdad, no está en absoluto representadá. Eso ha tenido la ventaja para los saharauis de no conocer el desastre político que se abatió sobre ella, en particular los socialistas, después de los sucesos de Casablanca de 1981.
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