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Lech Walesa se muestra optimista ante el futuro de Polonia y confía en recobrar pronto la libertad

El líder del sindicato independiente Solidaridad, Lech Walesa, está bien informado sobre la situación política que atraviesa Polonia, se muestra optimista ante el futuro y confía en estar en libertad el próximo día 7 de marzo, fecha fijada para él bautizo de su última hija, según se supo ayer en Varsovia. El matrimonio tiene ya siete hijos. El sacerdote Henryk Jankowski, párroco de Walesa en Gdansk y uno de sus amigos más cercanos, visitó al dirigente sindical en el lugar de reclusión y mantuvo con él una larga conversación, algunos aspectos de la cual los reveló a la Prensa extranjera.

Lech Walesa está a la espera de mantener conversaciones con las autoridades polacas sobre el futuro del movimiento sindical egeneral y del sindicato Solidaridad en particular, pero hasta e momento ese diálogo no se h iniciado. Según otras fuentes Walesa quiere tener a su lado, durante las conversaciones con el consejo militar que preside el general Jaruzelski, a dos de sus consejeros, Wieslaw Chrzanowski y Jan Olszewski.Se ignora si las autoridades militares han aceptado esa condición y cuándo piensan negocia con el dirigente del sindicato. La lucha sorda que se está librando actualmente dentro del Comité Central del Partido Obrero Unificado Polaco (POUP, comunista) entre distintas facciones que mantienen una postura de mayor o menor dureza hacia Solidaridad puede ser el motivo principal de que esas conversaciones no hayan comenzado cuando han transcurrido más de dos meses desde la implantación del estado de guerra.

Falsas octavillas

Walesa ha desautorizado los boletines y octavillas que circulan por Polonia, en los que se contiene un llamamiento a la lucha contra el régimen de Jaruzelski, firmado por el líder de Solidaridad, que había comentado al padre Jankowski que sus métodos de lucha son muy diferentes a ésos.

En medios periodísticos de Varsovia se pensaba ayer que Lech Walesa se ha inclinado claramente en favor de la moderación, de las negociaciones con las autoridades.

La fecha del próximo 7 de marzo puede ser indicativa de cómo evoluciona la situación, ya que Walesa quiere bautizar ese día a su última hija, llamada Daría Victoria, y que la ceremonia sea celebrada por el cardenal primado de Polonia, Jozef Glemp. La visita del sacerdote Jankowski a Walesa tuvo como pretexto la preparación de los detalles del bautizo. Las autoridades polacas tendrán que decidir si el dirigente sindical puede asistir o no a la ceremonia, con el evidente riesgo de roces con la Iglesia y con la población simpatizante de Walesa.

Para la fecha del bautizo de Daría Victoria, Walesa ya debería, teóricamente, haberse celebrado el séptimo pleno del Comité Central del POUP, que, de acuerdo con los estatutos del partido, debe tener lugar antes de finales de mes. Sin embargo, el general Wojciech Jaruzelski, como primer secretario del POUP, no ha convocado aún este pleno y, según la opinión de observadores occidentales, no lo convocará hasta que no esté seguro de que la batalla que se libre en esa reunión se decidirá a su favor.

Mientras tanto, los tribunales militares siguen juzgando sumarísimamente a los infractores de la ley marcial. Durante la semana pasada, según datos oficiales, fueron juzgadas cuarenta personas. Las sentencias más altas oscilaron entre siete y cuatro años de cárcel, y en general se impusieron por organizar huelgas en los centros de trabajo después de la implantación del estado de guerra.

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