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¿Y por qué no vencer al Atlético de Madrid?

"¿Y por qué no vencer al Atlético de Madrid'?" decía el editorial del programa oficial del partido. Añadía que el Castellón puede y quiere y hacía referencia a que los hados fueran propicios. Pudo y quiso Pero no fue! necesario que ninguna fuerza enigmática echara una mano al equipo. Planelles lo hizo mucho más fácil. Se dedicó, simplemente, i jugar al fútbol. Pero como los ángeles. Ante la presencia de éstos, los hados quedaron para otra ocasión.Planelles dice que al término de esta temporada se retirará del fútbol. Ha pasado por equipos grandes, Real Madrid y Valencia. Su categoría :nunca fue discutida. Pero no llegó a triunfar, y se refugió en el equipo de su tierra. Condenado desde el principio el Castellón, Planelles quiso demostrar el domingo que se puede ir a Segunda División, pero con todos los honores. El partido que hizo frente al Atlético quedará para el recuerdo.

Castalia, efectivamente, es, o al menos ha sido hasta ahora, el campo al que se agarran todos los equipos para darse un respiro. Allí ha habido tanteos como 1-6, 1-4, 0-3, 1-3, 0-2 y 1-2. Hasta el pasado domingo, sólo el Zaragoza no había logrado puntuar, y perdió por la mínima. Hasta que llegó el Atlético en su mejor momento de la temporada. Enfrente, la delantera menos goleadora -en Castalia, ocho tantos en once partidos-. Planelles se situó en el centro del campo. En la primera parte, precisos pases largos en vertical a sus compañeros; en la segunda, remates certeros y espectaculares a puerta, que suscribiría el mismo Maradona.

Verdad es que Planelles jugó sin marcador durante todo el partido. Se olvidaron de él. Pero también Dirceu disfrutó de absoluta libertad de movimientos y no demostró ser jugador de mayor cotización. Planelles corrió por todo el campo, incluso hacia puerta con el marcador claramente a favor -por eso hizo el tercer gol-, cuando lo cómodo era quedarse en el centro del c . ampo para contener. Sólo falló los pases cortos en paralelo -lo suyo, el domingo, era el fútbol de creación-, lo que puso, en ocasiones, a su equipo en aprietos.

El Atlético de Madrid no jugó tan mal como el marcador quiso demostrar. Salió a ganar desde el príncipio, puso empeño en la contienda, nunca estuvo dominado y efectuó dos remates a los postes. En ningún momento subestimó al Castellón; si acaso, a Planelles. Por eso perdió.

Hasta el minuto cuatro, en el que se pidió mano de Clemente cuando el balón le fue al brazo y el posterior remate de Lotina supuso el primer aviso para Aguinaga, el Castellón no logró pasar del centro del campo. El Atlético salió a resolver pronto, con todos sus jugadores dispuestos a las acciones ofensivas. Pronto, Rubio se aprovechó de un fallo de Verdú y dispuso de la primera gran ocasión. Los lanzamientos de Planlelles y la fuerza de Lotina equilibraron el encuentro y los rernates comenzaron a sucederse. Los dos equipos querían la victoria. Al Atlético le faltaban Ruiz, Marco!; y Hugo Sánchez; al Castellón, los cedidos atléticos Julio y Julio Prieto. Quizá los madrileños acusaron más las bajas porque lo que les faltó fueron rematadores. Ninguno de sus jugadores lograron imponerse en el área.

Al encoraginamiento de los jugadores castellonenses tras el gol vino el repliegue absoluto de sus líneas. Todo el campo quedó en poder del Atlético. García Traid lo intentó todo. Fue sustituyendo defensas por delanteros y Mínguez acabó como líbero de ataque, labor que incluso desarrolló, a veces, Dirceu en busca de espacios libres desde donde el juego pudiera organizarse con un mínimo de orden. Julio Alberto también intentó arrancar desde atrás. Todo era buscar esos puntos que se escapaban. Pese al desorden que conlleva el jugar contra reIoj, hubo ocasiones para empatar el encuentro.

Esta presión constante ante un equipo movido solo por la ilusión de ir con ventaja ante el Atlético, propició ocasiones para el empate.Marian disparó al poste y, luego, Rubio no llegó bien a un talón que solo precisaba empujarlo para materializar el gol. Hasta que Planelles puso el dos a cero con un remate espectacular. El partido quedó sentenciado. Pero aún el Atlético cumplió con su obligación de intentar no salir derrotado del campo más asequible de esta Liga y el cerco se estrechó. No cabía otra cosa que colgar balones en busca de que Cabrera o Rubén Cano se acordaran de sus épocas goleadoras. Pero las ocasiones tenían que llegar desde atrás y por eso García Traid situó a Mínguez y Julio Prieto en campo propio. El peligro tenía que llegar por parte de los jugadores que disponían de campo, y así fue Juanjo el que disparó desde lejos al larguero a falta de diez minutos, cuando aún habría tiempo para enmendar la sorpresa. La réplica fue inmediata. Planelles se dio la gran carrera, llegó, recortó, miró, se paró y remató. El Atlético, pese a que este gol significaba una derrota humillante, se quitó el sombrero. Al menos, en Castalia, supo perder.

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