Francia y Alemania
Al día siguiente de la firma por Gaz de Francia del acuerdo con la Unión Soviética, un profesor alemán occidental observó, no sin una sombra de ironía, que ya no existían divergencias entre Bonn y París sobre el problema central del día: la actitud con respecto a la URSS. Sugería también que París, después de Bonn, había cambiado de posición: los dos Gobiernos estaban de acuerdo para condenar moralmente el régimen establecido por el general Jaruzelski, pero al mismo tiempo se negaban a aplicar sanciones económicas contra la URSS. (...)La aproximación del socialdemócrata Helmut Schmidt y del socialista François Mitterrand, que antes del 10 de mayo tenían pocas relaciones personales, constituye un feliz acontecimiento.
Si creemos a Pierre Mauroy, los responsables de los dos países excluyen las sanciones económicas, que consideran propias de un estado de guerra. Extraña e irresponsable declaración. ¿Por qué los europeos excluirían, en principio y para siempre, las medidas de retorsión? ¿Y si excluyen las medidas económicas, disponen de otras más eficaces y más aceptables? ( ... ) tampoco podemos y debemos desdeñar lo esencial, a saber, el carácter y las ambiciones de la Unión Soviética, que ha llegado a la cima de la potencia militar.
9 de febrero
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