Los españoles defraudaron en los Campeonatos del Mundo de Schladming (Austria)

Los esquiadores españoles han vuelto a defraudar con su actuación en los pasados Campeonatos Mundiales de esquí alpino disputados en la localidad austriaca de Schladming. Tanto el equipo masculino, cuyos componentes apenas, existieron, como el femenino, donde Blanca Fernández Ochoa no pudo siquiera participar debido a una lesión, no estuvieron a la altura de las circunstancias. Todo ello ha sido un síntoma más de que el esquí español cada vez está en peor momento, a pesar de que los medios con los que cuenta son muy superiores a los de hace pocos años.

Como ejemplo inicial de la mala actuación general cabe señalar a Eduardo Aznar. Corredor reservado para los descensos no participó en ninguno. Ni siquiera en el valedero para la combinada, a pesar de que no corrieron ninguno de los grandes especialistas en la modalidad. Lo mismo se puede decir de sus compañeros de equipo, Carlos y Julio Salvadores, Jorge Pérez y Ricardo Atienza, que en otras ocasiones, como en los Campeonatos de España, sí lo llegaron a hacer con la finalidad de puntuar en la combinada. Todo ello, unido, a la circunstancia de que el vencedor en la combinada de Schladming fue el francés Vión, no precisamente un fuera de serie, lleva a la conclusión de que la participación de los españoles en estas. pruebas no hubiera sido ninguna equivocación. Además, nuestros corredores se enfrentaron ya en otras ocasiones a este francés, sin ir más lejos en los Campeonatos de España de la temporada pasada, y la diferencia de tiempos no fue muy grande.Por lo demás, la actuación de los españoles en los eslalones no fue nada brillante y sí muy decepcionante. En el eslalon gigante ninguno de los cuatro se clasificó y, concretamente, Jorge Pérez, que fue decimocuarto en los Juegos Olímpicos de Lake Placid, y cuya especialidad es precisamente el gigante, ni siquiera estaba haciendo un buen tiempo en el momento de ser descalificado. En el eslalon especial únicamente se clasificó Ricardo Atienza en el vigésimo puesto, pero a quince segundos y setenta centésimas del primer clasificado, lo cual, en el esquí actual, es una diferencia abismal.

La desilusión de Blanca

Por su parte, las chicas tampoco, hicieron nada. La única esperanza posible estaba depositada en Blanca Fernández Ochoa, gran especialista en eslalon gigante y que tuvo un buen comienzo de temporada codeándose con las mejores en esta disciplina. Sin embargo, una lesión de tobillo que se produjo en Berchtesgaden, y el consiguiente período de descanso y de falta de entrenamiento, dio al traste con las esperanzas de esta joven esquiadora, la única española que tenía alguna posibilidad de hacer algo importante.El resto del equipo femenino no llegó siquiera a lograr alguna clasificación que pueda servir de esperanza para el futuro. En el descenso valedero para la combinada participó Amaya Aznar, pero se cayo cuando sólo le faltaban tres puertas para llegar a la meta. Al parecer, le fallaron las fuerzas a causa de una reciente lesión de rodilla.

El resumen, pues, no puede ser peor. El esquí español no ha evolucionado apenas nada, a nivel internacional, en los últimos años. A pesar de que los equipos nacionales cuentan con más y mejores medios, esto no parece reflejarse en los esquiadores. No se pueden olvidar las lesiones que la mayoría de ellos arrastran -quizá síntoma de mala preparación también- pero sus resultados cuando están en forma dejan igualmente mucho que desear. Solamente cabe salvar a Blanca Fernández Ochoa, cuya calidad es evidente, pero que parece poseída en los últimos tiempos por la misma maldición que tuvo su hermano Juan Manuel cuando corría en el equipo nacional: las lesiones le llegan en sus mejores momentos.

Ante este panorama tan desolador la Federación Española de Deportes de Invierno (FEDI) debe revisar totalmente sus planteamientos, si quiere sacar del bache en que parece siempre sumido al esquí nacional. La medalla de Paquito Fernández Ochoa cada vez parece más que fue un sueño. Y lo grave es que los fallos pueden estar tanto en los corredores, como en los entrenadores o en la misma planificación de la FEDI.