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La neutralización parlamentaria UCD-PSOE podría mermar la agresividad de las próximas campañas electorales

El clima generado por las presiones ejercidas en el seno del Gobierno a favor de una convocatoria anticipada de las elecciones generales ha subido la temperatura del descontento en las filas parlamentarias centristas y agudizado el nerviosismo de quienes se consideran en mala posición para revalidar su acta de diputado o senador, según diversos testimonios recogidos por este periódico. Ahora, cuando la estrategia electoral de la derecha se basa en aumentar la agresividad frente a los socialistas, el entendimiento parlamentario que exige la nueva configuración del Congreso podría rebajar la dureza en la, que ha puesto su esperanza el sector que hoy domina Unión de Centro Democrático.La rotundidad de las declaraciones del presidente Calvo Sotelo en contra de la disolución de las Cámaras se contempla en algunos círculos con escepticismo vistos los precendentes. En ese sentido, se recuerda que Leopoldo Calvo Sotelo declaró enfático "la transición ha terminado" cuarenta y ocho horas antes de la entrada de la banda armada de Tejero en el Congreso de los Diputados.

También se aduce que el corolario de sus manifestaciones en conferencia de Prensa sobre el descenso de las tensiones militares fue la aparición del manifiesto de los cien, Y asimismo se menciona que, casi hasta la víspera de su desembarco en la presidencia de UCD, Calvo Sotelo había mantenido reiteradamente su criterio contrario a la acumulación de las presidencias del partido y del Gobierno.

Argumentos en favor de las elecciones

Los miembros del Gabinete que se muestran favorables a una convocatoria anticipada de las elecciones estiman que la prórroga de la situación actual sólo es posible sobre un acuerdo que congele al mínimo la actividad legislativa de las cámaras, pactando con el principal partido de la oposición: el PSOE. Según su razonamiento, esa marcha neutralizada del Parlamento implica la pérdida de los perfiles más nítidos del centrismo precisamente en el período inmediato a la confrontación electoral cuando es más necesario presentarlos de forma acusada ante los votantes.

"¿Cómo lanzar, cuando se abra la campaña, las más terribles invectivas que se vienen preparando contra los socialistas si se les debe, precisamente a ellos, el haber llegado a la raya donde comienza la carrera?", se preguntaba ayer un ministro del Gobierno con probada experiencia electoral.

Los nuevos flecos de la crisis sin fin de la UCD aparecen en todo su esplendor al cumplirse exactamente un año de la dimisión del presidente Suárez, explicada ante la opinión pública como consecuencia del deseo de "evitar que la democracia fuera una vez más un paréntesis en la historia de España", según su propio protagonista. Adolfo Suárez, que regresó el martes de un viaje por Iberoamérica, mantuvo un breve cambio de impresiones con el secretario general del PSOE, Felipe González. Pero continúa encerrado en un silencio espectante, que sólo ha roto en sus comparecencias exteriores para insistir en que la hipótesis de una victoria. socialista debe ser aceptada con normalidad.

Manipulación odiosa

Ahora, algunas prominentes figuras del que, en vísperas del segundo congreso de UCD, celebrado a principios del pasado febrero en Palma de Mallorca, se denominaba movimiento crítico, se sienten profundamente estafadas y víctimas de una manipulación odiosa, según declaraba a EL PAIS el diputado centrista por Zamora y secretario primero del Congreso, Víctor Carrascal.

"Contemplados a la luz de los acontecimientos posteriores, especialmente de los más recientes como la deserción del propio Miguel Herrero de Miñón, todas aquellas proclamas en pro de la democratización interna cobran la dimensión de mera intriga desestabilizadora contra el liderazgo de Suárez, tendente a la desnaturalización del centrismo al que se buscaba degenerar por la pendiente de la derecha pura y dura de siempre", comentaba con amargura un exministro socialdemócrata.

Políticos y democracia

"Son los políticos los que pueden volver a hacer inviable la democracia", declaraba a EL PAIS un destacado dirigente centrista miembro de la ejecutiva nacional del partido y con grave experiencia de gobierno. 'Tara obtener mas de seis millones de votos, como logró UCD en 1977 y 1979", añadía, "hay que entrar muy abajo en la estructura social. Pensar que la alternativa puede ser un aire de despotismo ilustrado y la suma de media docena de independientes de salón es apostar por el desastre".

Los socialistas creen saber, según aclaraba un diputado del PSOE por Madrid y miembro de la ejecutiva, que algunos miembros del Gobierno, como el titular del Interior Juan José Rosón, cifran sus esperanzas electorales en el afianzamiento de un nuevo factor: el de la incomunicabilidad del voto. entre derecha e izquierda, frente a la porosidad registrada en los dos comicios generales anteriores.

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