Lección de Lendl en la final del Masters
El checo Ivan Lendl, considerado el tenista número dos del mundo, se impuso en la final del Masters al norteamericano Vitas Gerulaitis por 6-7, 2-6, 7-6, 6-2 y 6-4. El partido duró tres horas y 36 minutos, a lo largo de los cuales Lendl, pese a los fallos que cometió, dio toda una lección de serenidad, aplomo y seguridad en la ejecución de todos y cada uno de los golpes. Gerulaitis, que ganó los dos primeros sets, no pudo con la frialdad del checo, que superó un match ball en el tercer set. Es la primera vez que Lendl se adjudica el torneo. Fue el único europeo que participó en este Masters.
Ivan Lendl jugó el Masters solo ante el peligro. Su tenis no es, ni mucho menos, espectacular, pero sí tremendamente efectivo. Se sacó la espina de su derrota ante McEnroe en el Europa-América de Barcelona y, tras vencerle en el Madison Square Garden, hizo la proeza en la final ante un Vitas Gerulaitis que, incomprensiblemente, dejó escapar el triunfo.Fue un torneo extraño. Connors, que sigue luciendo un exquisito tenis, fue último en su grupo. La final también la jugaron dos hombres que nadie esperaba, aunque hay que volver a decir que a Lendl, hoy por hoy, siempre hay que tenerle en cuenta. Gerulaitis y Lendl no consiguieron un solo título en ediciones anteriores, y nadie presagiaba que McEnroe y Connors quedaran desplazados. Quizá McEnroe, después de lo que sufrió en el Palacio de los Deportes de Barcelona, fuera el hombre indicado para alzar la voz y decir que no es tan fácil vencer al checo. El tenis norteamericano sufrió un duro golpe una vez más. En las dos últimas ediciones fue: el sueco Bjorn Borg quien se adjudicó el torneo. Ahora, sin él, todo hacía pensar que el trofeo se iba a quedar en las vitrinas estadounidenses. Lendl se erigió como un digno sucesor europeo de Borg. El hecho de que llegara al Masters como número uno del Grand Prix no fue sólo producto de la insistencia y constancia en participar en muchos torneos, sino muestra de su gran regularidad. Ninguno de los finalistas es amigo de subir a la red, lo que hizo que el partido fuera largo, pero sin mucha historia. La capacidad de reacción del checo fue, sin duda, lo más destacable. Cualquier otro, tal y como estaban las cosas, hubiera arrojado la toalla. Lendl no lo hizo. No dio una sola bola por perdida y se mantuvo impertérrito ante el buen juego que lució Gerulaitis. El último set fue más que emocionante, dramático. La tensión subió increíblemente. No hay que olvidar que el primer y tercer set se resolvieron en la muerte súbita. La fortaleza del checo le permitió llegar al final más entero, y después de romper el servicio de su rival pudo conservar el suyo y llegar aun apretado, pero justo, 6-4. Surge inmediatamente la pregunta de si hubiera sido injusta la victoria del norteamericano.
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