Los bancos decidieron el comportamiento positivo de los mercados
La pasada semana estuvo marcada, a efectos bursátiles, por la orientación decididamente alcista que los representantes bancarios decidieron conferir a las cotizaciones de los valores entregados a su tutela. La proximidad de las juntas del Popular y el Vizcaya, en las que previsiblemente se anunciarán importantes incrementos en los beneficios obtenidos a lo largo de 1981, a los que acompañarán una sustanciales subidas en los dividendos, han sido la causa genérica que han enarbolado como estandarte estas entidades para justificar las subidas genéricas.El resto del mercado no presentó grandes alternativas a los bancos y la brevedad del negocio se constituyó en la nota más destacada de las reuniones. Hubo que esperar a las sesiones del viernes para que las eléctricas comenzasen a apuntar algunos síntomas de reactivación tras las correcciones a la baja de las que habían sido objeto en las primeras reuniones del ciclo semanal.
Sin embargo, la repercusión de estos comentarios, quizá porque se produjeron a última hora de la reuniones, no consiguieron contener toda la amplia gama de matices especulativos que suelen acompañar cada nueva subida de los precios del recibo de la luz.
Con un panorama tan poco animado no es de extrañar que los operadores a corto se encargasen de actuar sobre valores aislados, los casos de Dragados y Fénix son dos botones que sirven como muestra, cuyos resultados no siempre resultaron tan óptimos como hubiesen querido los propios interesados.
Los habituales del mercado continúan manifestando su inequívoca vocación especulativa, y continúan apostando al beneficio del cuartillo, negándose con todas sus fuerzas a aceptar los, cambios que el paso del tiempo ha conseguido introducir incluso en los propios mecanismos bursátiles.
Así no es de extrañar que las más increíbles operaciones por parte de los bancos que tienen sus juntas convocadas para los próximos días sean aceptadas por los bolsistas, aunque ellos mismos reconocen su escasa verosimilitud. En definitiva, su máxima parece ser "que no decaiga la fiesta", y tras cada nuevo, revolcón que reciben por parte de los inversores institucionales se levantan con una forzada sonrisa entre los labios, se retiran brevemente al burladero palpándose sus maltrechos bolsillos, y retornan al ruedo bursátil con más ilusión que la del novillero que va a torear por primera vez en Las Ventas.
Insistiendo en el tema bancario, y cuando en las bolsas españolas se habla de bancos normalmente es para referirse a los siete grandes, la mayor novedad que aportarán estas entidades al presente ejercicio será un espectacular incremento en sus dividendos. En el caso más que probable de que se respete la recomendación del Banco de España de que los dividendos que las entidades del sector paguen con cargo al pasado año no supere el 8% de sus recursos propios, representa un incremento, en relación con el límite del 6% que mantuvieron durante los últimos 40 años, cuando menos del 33%, y esto sólo en el caso de las entidades que no hayan realizado ninguna ampliación ni hayan realizado incorporaciones a sus cuentas de reservas.
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