Acercamiento entre empresarios y socialistas franceses
La entrevista que mantuvieron ayer el presidente de la República francesa, FranÇois Mitterrand, y el nuevo presidente del Consejo Nacional de la Patronal Francesa (CNPF), Yvon Gattaz, se valora como el inicio de un diálogo realista entre el poder socialista y los medios económicos privados. El ministro de Finanzas, Jacques Delors, el moderado número uno del Gobierno, que él mismo se declara socialdemócrata, se revela como la base de esa posible colaboración.Desde que el pasado día 10 de mayo el mitterrandismo se instaló en el poder, la guerra abierta entre el CNPF, que prácticamente agrupa a todas las grandes, medianas y pequeñas empresas de este país, y el Gobierno socialista, no ha conocido respiro. A los patronos galos, se les Ira llegado a considerar como la verdadera oposición política a Mitterrand, tanto porque la antigua mayoría aún no da señales de vida desde que fue batida hace ocho meses, como porque la realización de la nueva economía francesa está abocada al desastre sin la colaboración del sector privado.
El CNPF, por su lado, tampoco puede proyectar una estrategia de tierra quemada durante los siete años que, teóricamente, va a permanecer Mitterrand en el palacio del Elíseo. De aquí, posiblemente, el deshielo que, entre el poder y el llamado muro del dinero, ha empezado a apreciarse desde que, semanas atrás, fue elegido a la presidencia del CNPF Yvon Gattaz, dueño de una mediana empresa y considerado como un hombre progresista y moderno.
Pocos días después, Mitterrand, públicamente, manifestó sus deseos de que los patronos no sean "nuestros adversarios, sino participantes en el desarrollo nacional". Paralelamente, el Gobierno socialista ha prescindido del lenguaje ideológico que irritaba al mundo económico, y muchas de sus medidas presentadas en términos radicales han sIdo moderadas.
Fin de la incomprensión
En este acercamiento ha contribuIdo poderosamente el ministro de Finanzas, Delors, que, anteayer, en una mesa redonda con los patronos, acabó convenciéndolos de que sólo una actitud positiva puede favorecer a la economía nacional. Su doctrina la expuso en breves palabras: "La regla de oro de mi política es, ni demasiado, ni demasiado poco. Me he arriesgado a oponerme a todo lo que iba en el sentido de la radicalización porque, en mi sector, la radicalización es tanto como la asfixia de la economía francesa. Es menester que termine el tiempo de la incomprensión. Lo que, en el fondo, desean los franceses es un consenso amplio". Este consenso, en principio, parece aceptado por la patronal. Inmediatamente, Gattaz respondió: "Los patronos creemos en las cifras, en los hechos, y respecto al poder no practicaremos ni la política de ofrecer la mano, ni la de rechazarla". En otros términos, Gattaz prometió una colaboración del CNPF con el Gobierno "a cambio de ciertas condiciones".La patronal, en efecto, espera comprobar el funcionamiento del sector nacionalizado, que, en su opinión, puede condenar a la ruina a cientos de empresas privadas si ese sector público no se pliega a las leyes de la competitividad y, por el contrario, se refugia en tener a su disposición todo el crédito que ha pasado al Estado.
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