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Dos muertos y 17 heridos en el descarrilamiento de un tren en Zaragoza

El tren Ter Barcelona-Salamanca descarriló ayer, pasadas las 13.30 horas, en la localidad zaragozana de Zuera, a veintiséis kilómetros de Zaragoza, en dirección a Huesca, en el cambio de agujas, al hacer su entrada en la estación. En el accidente perecieron Enrique Peres Sánchez, joven de veinte años, que se hallaba cumpliendo el servicio militar, y Donato Cuirce Rodríguez, jefe del tren, domiciliado en Barcelona. El Gobierno Civil de Zaragoza hizo pública una nota en la que decía que Renfe se hallaba investigando las causas del accidente y que la autoridad judicial había iniciado las diligencias oportunas. La impresión general es que el tren viajaba a una velocidad superior a los cien kilómetros por hora.

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El suceso, en el que se produjeron diecisiete heridos, uno de ellos grave, fue espectacular, ya que el Ter 873, que había salido de Barcelona a las 8.30 horas, en dirección a Salamanca, arrastró cuatro postes del tendido eléctrico y fue a empotrarse contra un almacén de herramientas de Renfe, del que sólo dejó en pie el muro posterior.Uno de los muertos, Enrique Peres Sánchez, de veinte años, natural de Linares (Jaén), que se encontraba cumpliendo el servicio militar en el Regimiento de Caballería Farnesio, de Valladolid, quedó aprisionado entre los hierros que unían el segundo vagón con el primero, a la Vez que era aplastado por uno de los postes.

Su rescate fue auténticamente dantesco. Una vez evacuado el tren, alguien localizó en el suelo, a la altura del último vagón, una pierna humana. Poco después era encontrado el cuerpo de Enrique Peres.

La otra víctima mortal fue el jefe del tren. Donato Cuirce Rodríguez, domiciliado en Barcelona, que falleció mientras era trasladado a Zaragoza. Los dos maquinistas resultaron ilesos, y el ayudante, herido leve.

Eran las 13.37 cuando sucedió el accidente, a la entrada de la estación de Zuera. El tren, que salió de Barcelona a las 8.30 horas, había efectuado varias paradas durante el recorrido. Constaba de máquina y cuatro vagones, y estaba ocupado en un 80% de su capacidad. La impresión general es que el tren viajaba a una velocidad excesiva, a más de cien kilómetros por hora. Desde luego, el impacto fue terrible. El primer vagón quedó a la altura de la máquina.

Frente a las facilidades dadas para la información por los directivos de Renfe desplazados a Zuera, los técnicos de vías dijeron conocer la velocidad del tren, pero se negaron a darla en tanto no estuviera concluido el informe.

Un empleado de la estación relataba: «Me encontraba en la oficina y oí un gran estruendo; me asomé y vi moverse todos los cables eléctricos. Al ver lo que pasaba avisé a Zaragoza inmediatamente». Uno de los viajeros habló de un golpe seco, polvo que muchos confundieron con humo, creyendo que el tren se había incendiado, tritos y miedo».

Los primeros en llegar fueron los vecinos de Zuera, que tuvieron una parte decisiva en las tareas de ayuda, y, a continuación, la Cruz Roja y dos médicos de Renfe.

Se da la circunstancia de que hace poco más de un mes se produjo otro accidente ferroviario cerca de Tardienta, y que, hace tres años justos, el 29 de diciembre de 1979, hubo otro choque de trenes, también con víctimas mortales, en Almudévar. Los tres en el área comprendida entre Huesca y Zaragoza.

Lista de heridos

De los diecisiete heridos, seis de ellos, al menos, fueron dados de alta. El resto quedó ingresado en el Hospital Clínico y en la residencia de la Seguridad Social de Zaragoza. La lista completa es la siguiente: María Luisa Burgos, de Valladolid; Pedro Gómez Valero, Angel Torcal Sánchez, Angel Boichere Río, Feliciano García Martín, Venancio Stabilito Vidal, José Brugal Pais, José María Muñoz Suárez (ayudante del maquinista), Salvador Asensio Brizuela, José Casares Andrés (se encontraba en observación) y Julia. Andrea Pelayo, cuyo estado fue calificado de grave. Fueron dados de alta Pedro Serrano Tejero, de cuarenta años, de Valladolid; Antonia Cuenca Pardos, de 65 años, de Bencillán (Huesca); Ricardo Bardají, de 71 años, de Zaragoza, y Rufina Palomo García, de 76 años, de Pozal de Gallinas (Valladolid).

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