Respuesta a Conde Pumpido

En la segunda entrega de su artículo "El ministerio fiscal camina hacia su independencia", publicado en EL PAIS de 15 de los corrientes, Cándido Conde Pumpido hace referencia a la postura sustentada en otro mío de fecha anterior.No tiene nada de particular que nuestras "propuestas de lectura" de¡ Estatuto Orgánico del Ministerio Fiscal puedan diferir en aspectos esenciales. Es normal e incluso bueno que así sea. Al fin y al cabo tienen por presupuesto actitudes ideológicas diferentes, ambas legítimas, y en definitiva será el lector quien juzgue a la vista de aquel texto y de las prácticas ínstitucionales a que vaya dando lugar.

Tanto es así que no hubiera escrito estas líneas a no ser porque no puede parecerme correcto que en ese trabajo, y con ánimo descalificador, se acuda al viejo recurso de imputar a desconocimiento y prejuicios un punto de vista que no se comparte.

No sólo el que ahora firma, como parece querer sugerirse, sino también algún compañero del ministerio fiscal en la Prensa periódica y la propia Asociación de Fisca les han expuesto serias dudas -y no en cuestiones de matiz, ni por puro corporativismo, ni simple afán perfeccionista- acerca de que el nuevo Estatuto vaya a suponer la transformación del ministerio público y en el sentido que se dice por Cándido Conde Pumpido. Sobre todo porque los espacios tenuemente democráticos que en alguna medida pudieran abrirse resultan siempre sutilmente interferidos por momentos de jerarquía, que son en definitiva los llamados a imponerse. Como, por ejemplo, en el tema crucial de las relaciones con el Gobierno, cuando se elude al Consejo Fiscal -órgano estimablemente representativo para dar entrada, y en mero trámite de audiencia, a la Junta de Fiscales del Tribunal Supremo, de estricta formación gubernamental, si se atiende al sistema de nombramientos.

Finalmente deseo hacer notar -aunque me había parecido innecesario, al ser tema en modo alguno prejuzgado por el tipo de crítica puesta en juego- que nadie duda de la fidelidad a la Constitución y ala ley de cada fiscal en particular y en cada caso. Sí se cuestionaba y se cuestiona, sin embargo, y con base adernás en determinados datos del contexto político y de polítíca legislativa allí aludidos, que la que se postula como básicamente nueva configuración de aquel aparato del Estado haya querido serlo así en efecto. Hay, por el contrario, temor, el tiempo dirá si fundado, a que una vez más se esté tratando de cambiar lo imprescindible para que básicarnente nada, o muy poc o, sea lo que de verdad cambie./

Magístrado.