Cinco jóvenes, todos ellos emparentados entre sí, murieron ahogados en el Manzanares en la madrugada de Navidad
Tres hermanos, dos de ellos mujeres, un primo hermano de los tres y el marido de una de ellas murieron ahogados en el río Manzanares, a la altura del puente de Toledo, cuando el coche en el que transitaban cayó al agua por causas aún no conocidas, aunque la primera versión habla de un derrape. Aunque en un principio se pensó que las víctimas eran tres, sus familiares denunciaron la ausencia de otros dos, puesto que los cinco habían salido juntos a celebrar la Nochebuena. Después de una búsqueda más intensa realizada por los bomberos, fueron también encontrados ahogados, aproximadamente a las seis de la tarde del 25 de diciembre.
El accidente ocurrió poco antes de las cuatro de la madrugada del viernes. Según la información facilitada por los bomberos, a las 3.59 horas recibieron un aviso de la Policía Nacional para que acudieran a rescatar a los ocupantes de un vehículo que había caído al río Manzanares, a la altura del puente de Toledo. Los bomberos llegaron urgentemente, equipados con un coche grúa, otro coche taller y una balsa neumática con equipos de hombres-rana. En ese punto, el Manzanares puede tener hasta dos o tres metros de profundidad, dado que agua está retenida por un sistema de compuertas.A las cinco de la madrugada, el coche estaba ya fuera del agua y se pudo comprobar que en su interior estaban los cuerpos de tres personas, los hermanos Miguel y Margarita Izquierdo López, de veintiuno y veinte años de edad, respectivamente, y el de un primo hermano suyo, Guillermo Félix Izquierdo Frías, de dieciocho años.
Aunque aún no se conocen las causas del accidente, se especula con que el vehículo, un Seat 124 matrícula M-1220-X, sufriera un derrape, sea por la impericia del conductor o por intentar evitar una posible colisión con otro. Los bomberos encontraron el vehículo con las ruedas hacia arriba y las puertas cerradas y tuvieron que romper los cristales de las ventanillas para sacar los cuerpos. El detalle de las puertas cerradas les hizo creer que no había habido más víctimas. Los cuerpos de los tres fallecidos fueron trasladados en coches de la policía a la Ciudad Sanitaria Primero de Octubre, donde los médicos de guardia sólo pudieron certificar la defunción y avisar a los familiares.
Mientras duraron las operaciones de rescate del vehículo siniestrado y sus ocupantes, un gran número de personas se fueron congregando, atraídos por los coches de bomberos y de policía allí presentes. Las primeras exclamaciones de sorpresa de los curiosos dieron paso a otras de conmiseración, según se iban enterando del alcance de la desgracia, tal y como relató a este periódico un testigo presencial.
Aparecen dos cadáveres más
Los cuerpos de las tres primeras víctimas fueron trasladados en la mañana de ayer al Instituto Anatómico Forense. Las diligencias y averiguaciones de la policía pasaron al juzgado de instrucción número 19, de guardia esa noche.Los familiares de aquéllas, sin embargo, hicieron constar con gran preocupación a los funcionarios de la comisaría de Carabanchel que en el coche viajaban, cuando salieron de casa, además de los tres primeros, otras dos personas, Miguel Contreras Muñecas, de veintidós años, casado con Margarita Izquierdo López, y otra hermana de ésta y de Miguel, Agustina Izquierdo López, de los que no se sabía nada y que presumiblemente debían estar juntos en el momento del accidente. La policía se puso en contacto nuevamente con los bomberos a las cinco de la tarde de ayer y la búsqueda se reanudó. Finalmente aproximadamente una hora después, se encontraron también los cadáveres de los dos últimos.
Según la versión facilitada por los bomberos, se piensa que los hechos pudieron ocurrir así: al caer el coche al río, la fuerza del golpe contra el agua abrió una o varias puertas, por las que salieron despedidos Miguel Contreras y Agustina Izquierdo. Poco después, al hundirse, la presión del agua volvió a cerrar las portezuelas del vehículo, lo que dio lugar a la primera creencia de que las víctimas eran solamente tres.
Las tareas de rescate de los dos últimos fallecidos se hicieron ya en presencia de sus familiares tremendamente afectados por el suceso y que se negaron reiteradamente a que se les hicieran fotos. Uno de ellos comentaba con indignación, tristeza que la valla metálica que separa la M-30 del río y luego la propia barandilla de éste estaban tiradas en el suelo desde hace varios meses. Tal vez, según sus palabras, si el parapeto de la autopista hubiera estado en buenas condiciones el coche habría chocado contra él pero no habría caído al agua, y acusaba al Ayuntamiento de ser el posible causante indirecto de la desgracia. Otro de los allegados contó que el matrimonio formado por Miguel y Margarita habían dejado la noche anterior a su hijo cori su abuela y que después salieron todos juntos a tomar una copa y celebrar la Nochebuena. Al parecer, Miguel Contreras llevaba ya casi tres años sin encontrar trabajo y el matrimonio estaba pasando una mala situación económica.
A las 19.30 horas, los dos cadáveres permanecían aún tendidos a la orilla del río, cubiertos con mantas, a la espera de la llegada del juez que ordenara el levantamiento de los cuerpos.
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