La entrega, de los Nobel 1981, marcada por la situación de Sajarov
La suerte del académico soviético Andrei Sajarov, en huelga de hambre durante los últimos días y la necesidad de la libre circulación de las informaciones y de los contactos a través de las fronteras marcaron ayer la entrega de los Premios Nobel de este año. Nueve científicos, entre ellos dos suecos, y un novelista recibieron ayer, en la Casa de Conciertos de Estocolmo, los galardones de Física, Química, Medicina, Economía y Literatura, mientras en Oslo, en una ceremonia igualmente solemne, Poul Hartling, en representación del Alto Comisionado para los Refugiados, de Naciones Unidas, recibió el Premio Nobel de la Paz.
En la Konserthuset, de Estocolmo, la ceremonia tuvo el escenario y el ritual acostumbrados, y sólo la presencia de algunos rostros y nombres nuevos en la escena modifica en algo la función. La pareja real, Carlos Gustavo y Silvia, el príncipe Bertil y la princesa Lilian, el primer ministro Fhildin y el canciller Ola Ullsten, cuerpo diplomático en pleno, académicos, figuras representativas de la vida cultural sueca e invitados diversos fueron, una vez más, el marco que rodeó la presencia de los diez galardonados.Intercalado con la entrega de los premios, la Orquesta Sinfónica de Estocolmo ejecutó diversas partituras, procurando en la elección de éstas aludir de alguna manera a los premiados. El rey Carlos Gustavo XVI fue haciendo entrega de los premios, en primer término, a Kai M., Siegbahn, Artur L. Schawlow y Nicolas Bloembergen, por sus trabajos en física. Le siguieron el japonés Kenichi Fukui y Roald Hoffmann, por sus investigaciones en química; David H Hubel, Roger Sperry y Torsten Wiesel, por su contribución en trabajos de medicina.
Elias Canetti, pequeño de estatura, erguido y muy vital, con sus 76 años, y el norteamericano James Tobin, recibieron, respectivamente, el premio de Literatura y Economía.
El premio entregado este año a cada uno de los galardonados, consistió en un millón de coronas por cada especialidad, una medalla de oro y un diploma. El único diploma manuscrito fue el de Elias Canetti, y ello no se debió a un voluntario homenaje adicional, sino al hecho de que la experta señorita que desde hace veinte años escribe con su mano los diplomas del Nobel, se fracturó el brazo derecho cuando sólo había terminado el de Canetti. Los demás hubo que imprimirlos.
Cumplida la ceremonia en la Konserthuset, tuvo lugar en el Ayuntamiento de Estocolmo la cena y baile, como todos los años. Trescientos treinta kilos de alce, 225 de patatas, 50 de hongos, 85 litros de salsa de cangrejo y 450 botellas de champaña esperaron a 1.300 comensales. Para los estudiantes invitados, el menú fue un poco más sencillo, y el champaña fue sustituido por vino tinto español. Otros invitados necesitaron un menú especial, como el escritor Canetti, que no bebe alcohol ni come carne, por lo que debió preparársele un menú vegetariano.
Por la noche, la televisión sueca difundió un reportaje a Canetti, único contacto con la Prensa y con el público.
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