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El segundo Gobierno de Calvo Sotelo

Este Gobierno ni es débil ni provisional, según el vicepresidente Martín Villa

El vicepresidente primero del nuevo Gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo, Rodolfo Martín Villa, confiesa no estar preocupado en absoluto por las relaciones políticas que, en función de su cargo, le corresponde mantener con los ministros de Justicia y Asuntos Exteriores, Pío Cabanillas y José Pedro Pérez-Llorca, respectivamente.

En contra de las impresiones de provisionalidad y debilidad que ha orilginado la composición del nuevo Gabinete, Martín Villa sostiene que no hay la menor duda de que éste será el Gobierno que afronte el juicio contra los militares implicados en el golpe de Estado del 23 de febrero y el que llegue a las elecciones de 1983.Rodolfo Martín Villa expresó a este periódico su sorpresa y cierto disgusto por las malas relaciones que se le atribuyen con dos de los ministros más influyentes ante Calvo Sotelo: «Eso que se ha venido diciendo es un ataque intolerable contra Pérez-Llorca y Pío Cabanillas. La realidad de mis relaciones con ellos es muy distinta a como la pintan: en ambos casos, las relaciones son muy buenas y me atrevería a calificarlas de fraternales, en lo personal, por lo que hace a Pío Cabanillas».

No comparte Martín Villa la idea de que la creación de dos vicepresidencias en el actual Gobierno sea un despilfarro y una respuesta a las apetencias personales de poder. «El nombramiento de vicepresidentes obedece a dos razones fundamentales: por un lado, a la necesidad de coordinar más y de dotar de mayor eficacia tanto al área propiamente política como a la esfera económica; por otro, a la conveniencia de que el presidente, una vez elegido también presidente del partido, pueda ocuparse debida y no sólo formalmente de la dirección de la fuerza política que apoya a UCD».

A falta de un órgano institucional que defina el marco en el que el vicepresidente político ha de desarrollar fundamentalmente su función -como es el de la Comisión Delegada para Asuntos Económicos, en lo que respecta al vicepresidente segundo-, Martín Villa entiende que su función en el nuevo Gobierno es clara: le corresponde coordinar la acción de los departamentos ministeriales de carácter político y la solución del conjunto de las cuestiones de carácter general que afecten a dichos departamentos.

Consciente ta vez de que esta capacidad de coordinación puede depender en gran medida de lo que los ministros afectados se dejen coordinar -no está tan lejano el recuerdo de Joaquín Garrigues, quien se quejaba de no ver un papel en su época de ministro de la Presidencia-, Martín Villa reivindica para su vicepresidencia el derecho a asistir al presidente del Gobierno en su tarea de dirección del Gabinete, y de fijación - de directrices generales de actuación política. «Ello implica», afirma, «el ejercicio de una labor de iniciativa y de supervisión de los ministerios políticos, a la que no puede resultar ajena la facultad de impulsión».

Martín Villa remacha la idea de la eficacia de las vicepresidencías frente a las acusaciones de medro político y despilfarro administrativo: «Estoy convencido de que las vicepresidencias contribuirán notablemente a dotar de coherencia y cohesión a la Administración pública, a la labor de gobierno y a la política general de éste». Da la impresión de que el político leonés proyecta su papel más allá del Gobierno cuando afirma que «la creación de las vicepresidencias debe entenderse en el contexto de una estrategia global que abarca tanto al Gobierno cómo a UCD y a sus grupos parlamentarios». Después de verse privado de un ministerio sin cartera y de ver pasar la secretaría general de UCD a otras manos, el ministro puede haber hallado en la vicepresidencia un puente entre ambos núcleos de poder.

Martín Villa declinó hacer comentarlos sobre la invitación de Felipe González, efectuada ayer, a la formación de un Gobierno de amplia mayoría. «Lo que no me explico es por qué esto se dijo ayer y no antes», se limitó a comentar. Tampoco quiso referirse a las razones que han apartado a la plataforma moderada del Gobierno.

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