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Proceso de renovación en la DC italiana

Juan Arias

La Asamblea Nacional de la Democracia Cristiana italiana (DC) comenzó ayer sus trabajos en Roma, en un momento en que el partido de la mayoría relativa atraviesa una profunda crisis. El tema más importante de esta reunión es el de la renovación del partido. La asamblea estuvo precedida, la noche anterior, por un encuentro celebrado entre el secretario nacional de la DC, Flaminio Piecoli, y el líder del Partido Comunista italiano (PCI), Enrico Berlinguer, sobre la reforma constitucional italiana.La Asamblea Nacional democristiana, que durará hasta el lunes próximo, planteará la refundación del primer partido de Italia, que está viviendo una de las peores crisis de su historia. La principal novedad de este congreso es la presencia de doscientos delegados llamados externos. Se trata de personalidades del mundo del trabajo, de la cultura y de las organizaciones católicas que, sin tener la tarjeta del partido, se inspiran en él y amenazan con la creación de un nuevo partido católico si la DC no se renueva a fondo.

La asamblea nacional fue inaugurada por el presidente del partido, Arnaldo Forlani, quien dijo: "Hay que reaccionar. No podemos quedarnos anclados en viejos modelos de organización del partido cuando los problemas nuevos empujan con fuerza. Debemos crear un gran partido popular que dialogue permanentemente con las fuerzas sociales, culturales y católicas".

El encuentro entre Piccoli y Berlinguer estuvo centrado en la discusión de la propuesta de una "gran reforma constitucional". Ambos dirigentes estuvieron acompañados por cinco miembros de la dirección de sus respectivos partidos. La reunión, que se celebró a puerta cerrada, duró tres horas y en ella participaron también cinco miembros de la dirección de los dos partidos.

El encuentro acabó sin acuerdo. La delegación del PCI fue tajante. Un no sin matices a la propuesta de Amintore Fanfani, presidente del Senado, para que se cree una comisión parlamentaria que prepare una reforma a fondo de la Constitución, y otro no rotundo a participar en el proceso reformador de las instituciones que protagonizan democristianos y socialistas.

Berlinguer dijo a Piccoli que las instituciones italianas no podrán funcionar mientras quede fuera del Gobierno una fuerza democrática como la del Partido Comunista, que recoge los votos de la tercera parte del electorado del país.

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