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El sector Ormazábal de los comunistas vascos reafirma su vinculación al PCE

Para el sector Ormazábal del Partido Comunista de Euskadi (EPK), que celebró su congreso el pasado domingo, en la localidad minera de Gallarta, «el problema de la legitimidad está totalmente saldado», por lo que «ya no hay nada que negociar» con el sector identificado con Lertxundi. Ambas frases, pronunciadas por Ignacio Latierro, que fue elegido secretario general dan el tono de un congreso que fue de «reafirmación».

Reafirmación, en primer lugar, de las señas de identidad tradicionales: desde la composición de las distintas delegaciones, en las que la presencia mayoritaria de trabajadores era evidente, hasta el escenario elegido, el antiguo hospital minero de Gallarta, cuna de Dolores Ibárruri.La presidenta del PCE no estuvo presente, pero los representantes de la dirección del partido que acudieron, Jaime Ballesteros y Juan Francisco Pla, fueron portadores del mensaje que Pasionaria dirigió a los delegados. Estos tendrían también ocasión de aplaudir el saludo enviado por Txiki Benecas en nombre de los socialistas vascos y que, lejos de limitarse a las habituales frases protocolarias, supuso un reconocimiento expreso del sector Ormazábal como genuino Partido Comunista de Euskadi.

Reafirmación también en las resoluciones adoptadas en relación a los dos únicos puntos del orden del día: «Confirmación del IV Congreso del EPK y del X Congreso del PCE» y «Reforma de los estatutos». De las propuestas de modificación que, en relación a este último punto, presentó la dirección provisional, los delegados rechazaron únicamente la que planteaba la vuelta al criterio anterior al IV Congreso según el cual los miembros de los comités salientes eran considerados delegados natos, con voz y voto, a la conferencia o congreso correspondiente.

Por el contrario, fueron aprobadas las propuestas que tendían a reforzar la supeditación de los estatutos del EPK a los del PCE y a limitar «a los órganos y niveles en que militan» los derechos de expresión de las posiciones minoritarias dentro del partido, así como la posibilidad de presentar listas alternativas. En el capítulo dedicado a definir las competencias del congreso de los comunistas vascos se cambió la expresión «determinar la línea política del partido» por «determinar su política nacional».

Los estatutos aprobados el domingo introducen, por lo demás las siguientes novedades: se incluye un rechazo explícito del independentismo y una declaración de aceptación expresa de la Constitución de 1978; se incluyen sendos artículos dedicados a definir las funciones del secretario general y del presidente del partido; se suprimen la disposición adicional y el anexo introducidos en el anterior congreso sobre incompatibilidades de cargos.

Esta supresión permitiría, en teoría, al nuevo secretario general, Ignacio Latierro, compaginar dicho cargo con el de miembro del secretariado permanente del PCE, al que fue promovido en el X Congreso. Sin embargo, el propio Latierro, en una conferencia de Prensa celebrada ayer, adelantó su opinión de que ambos cargos «son en la práctica incompatibles», por lo que probablemente dimitirá del segundo de ellos. Ramón Ormazábal fue reelegido presidente por unanimidad.

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El informe político presentado por Latierro, que sería aprobado con un solo voto en contra, estuvo destinado a encuadrar la crisis vivida por el partido en el marco de la «crisis actual de la sociedad española». Aparte de un análisis de la coyuntura basado en el presentado hace unos días por Carrillo, el informe incluye abundantes críticas al PNV, al que Latierro acusó de intentar «cambiar OTAN por modificación de la LOAPA», y al sector Lertxuridí. responsable, según él, de «haber abortado un real proceso de unidad de la izquierda mediante su entrega sin condiciones a Euskadiko Ezkerra».

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