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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Dos películas de interés, protagonizadas por Gregory Peck y William Holden

El mundo en sus manos es un nuevo título de Raoul Walsh, a quien se le viene dedicando discretamente un ciclo televisivo. Realizada en 1952, supone uno de sus mejores trabajos en el género de aventuras, al que, sin embargo, dedicó gran parte de su obra. Naturalmente se trata de un cuento bastante ingenuo, en el que el espectáculo reemplaza la ausencia de intenciones o, en todo caso, las disimula.Que en plena guerra fría se realizara una película cuya historia amorosa tuviera como protagonistas a un intrépido capitán de navío norteamericano y a una condesa rusa podía permitir segundas obvias lecturas. Pero la acción se desarrolla en 1852 y el tono en el que se narra se limita a un entretenimiento grato y, en ocasiones, admirable, ya que Walsh supo utilizar con inteligencia todos los resortes que le conducían a la brillantez. Forma parte El mundo en sus manos de un tipo de cine que difícilmente realiza ya la industria de Hollywood, aunque algunos jóvenes realizadores actuales quieran emularlo; difícilmente escapan, no obstante, de una simple imitación grotesca.

La sencillez narrativa de Walsh no corresponde al tiempo en que vivimos. En los años cincuenta se promocionaba un tipo de evasión cuya lógica no satisface plenamente las necesidades de hoy. Si lo hace ante alguien, es un fraude. El mundo en sus manos, se emite esta tarde, a las cuatro, por la primera cadena.

Encrucijada, que forma parte del ciclo dedicado a Hedy Lamarr, se emitirá esta noche, a las ocho, por la segunda cadena. Es, sin embargo, una película en la que Lamarr tiene una intervención menor. El protagonista fundamental es William Powell y en él reside la importancia de la acción, acompañado en todo caso por Basil Rathbone.

Todo lo contrario de Picnic, proyectada a tenor de la muerte de William Holden, que supone uno de los mejores títulos de su filmografía. Dirigida por Joshua Logan en 1956, es una de las películas más corrosivas de la cinematografía norteamericana de entonces. Crónica de la represión sexual, tuvo en Holden el prototipo del galán turbador, insólito e irrepetible. Acompañado de Kim Novak, en aquellos años solicitada por los directores empeñados en cambiar la imagen de la mujer sexy americana, Holden tuvo la mejor oportunidad de su vida, superior incluso a El crepúsculo de los dioses, considerada por muchos como su mejor película.

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