Wolfgang A. Mozart

murió como consecuencia de una sangría y no envenenado, asegura el musicólogo y médico austriaco Anton Neumayr, que descarta las diversas teorías que aún circulan sobre la muerte prematura del compositor nacido en Salzburgo. En una conferencia pronunciada en Duesseldorf, Neumayr señaló que Mozart sufrió desde muy joven de reumatismo en las articulaciones, aunque no de forma crónica, enfermedad que nunca pudo curar debido a sus frecuentes viajes para dar conciertos. Al serle realizada una sangría, tratamiento utilizado entonces para combatir las fiebres reumáticas, el autor de La flauta mágica falleció, desenlace bastante frecuente en esta clase de operaciones.