Desarticulada una importante red de traficantes de niños recién nacidos, procedentes de la prostitución
Seis personas, supuestamente implicadas en el tráfico de recién nacidos, han pasado a disposición judicial, según informó el Gabinete de Prensa de la Jefatura Superior de Policía. Estas personas parecen pertenecer, según ha podido saber este periódico, a una extensa red de compra-venta de niños, que, amparados en la prostitución que se da cita en la madrileña calle de la Montera y en una guardería infantil -igualmente acusada de implicación en el caso-, lleva varios años dedicada al tráfico de niños.
La investigación sobre el supuesto tráfico de niños comenzó a raíz de identificarse el pasado mes de octubre a Josefina Toledano, conocida por la policía como habitual prostituta localizada en la calle de la Montera, como la madre de un niño que se había entregado a un matrimonio, residente en la zona de Levante, que habría pagado por la adopción entre 150.000 y 400.000 pesetas, al igual que las restantes familias que ha recurrido a este medio para adoptar a un niño, ante la falta evidente de recién nacidos que, en la actualidad, existe y pueden ser recogidos por quienes no pueden procrear por las causas que sean.Los hechos tienen su origen en un hostal de la calle de Jardines, 10, próximo a la mencionada calle de la Montera, que pertenece a Irene Luis Criado y dirige su hermana Eulalia, ambas puestas a disposición judicial.
El hostal Monte-Jardín es un establecimiento visiblemente concurrido. A pequeños intervalos de tiempo, distintas y numerosas parejas, casi siempre formadas por un hombre muy maduro y una mujer muy joven, entran en el portal sin dirigirse, en la mayoría de los casos, la palabra. Indefectiblemente, la mujer llama al portero automático y se identifica con una frase que suele ser breve. Luego, alguien -normalmente Eulalia Luis, la encargada- abre desde el interior la puerta blindada, y la pareja pasa al oscuro vestíbulo de la primera planta. En apariencia, los hombres desconocen el camino, pero sus acompañantes se mueven por las escaleras, rellanos, pasillos y habitaciones que configuran el hostal con gran desenvoltura y sin percatarse de la escasa visibilidad.
Según las hermanas Irene y Eulalia Luis Criado, propietaria y encargada del hostal, ni ellas ni su casa tuvieron otra relación con el tráfico de niños que la de haber cedido uno de los departamentos para que Josefina Toledano, que frecuenta la zona próxima a los almacenes Sepu, como casi todas las clientas, se entrevistara con otra mujer relacionada con el caso. Eulalia explicó a EL PAIS que el gran movimiento de personas entre las tres plantas del hostal impide, además, cualquier control de las conversaciones de los recién llegados. "Nosotras no nos hemos comido nada, ni hemos tenido nada que ver en el asunto; lo único que hemos hecho es permanecer retenidas por la policía durante 72 horas, en las que no probamos bocado", repitió continuamente, para amenazar acto seguido con querellarse contra todos los periódicos que publicasen su nombre o el de su hermana.
Una vez que el nacimiento del niño es evidente y no deseado, parecen cambiar los hechos. Pronto, y sin que se sepa aún cómo ni por qué, aparece en escena otra de las detenidas por la policía, María José Igualada Valía, que a sus 45 años se encargaba, al parecer, del resto de la operación. El único problema era en ese momento cuidar del embarazo y que la futura madre contase con la asistencia médica necesaria.
Una clínica de prestigio
La clínica que mejor podría servir estaba en el paseo de La Habana. Preocupada principalmente por la maternidad, aunque reúne en sus servicios sanitarios las áreas de cirugía general e higiene, y conocida desde que hace más de veinte años se dedicara a suplir las entonces considerables faltas de la Seguridad Social en materia de alumbramientos, la clínica San Ramón, situada en el paseo de La Habana, 143, reunía las condiciones necesarias para que los nombres de las futuras madres no fuesen muy conocidos.El centro, que colabora ampliamente con la Asociación Española para la Adopción (AEPA), recoge en infinidad de ocasiones -"dos al mes suele ser la media que registramos", según declaraciones hechas a EL PAIS en la misma clínica- a mujeres embarazadas que no quieren hacerse cargo de sus hijos y que, "convenientemente legalizado", entregan a los recién nacidos a matrimonios que no pueden tenerlos. "Aquí se presentan muchas mujeres que van a ser madres, pasan sus visitas normales con el tocólogo, y en el momento del parto tienen a sus hijos sin mayor problema, aunque algunas de ellas vienen con la cosa de que no lo van a criar ellas, sino que, por el contrario la educación del niño la llevarán a cabo los padres adoptivos que se harán cargo de él".
Otros casos no son así. Las embarazadas tienen sus hijos y los llevan a una guardería infantil, desde donde son conducidos al parecer, a los domicilios de las familias que se harán cargo de ellos. La guardería en cuestión situada en la calle de Lanuza, 19, no sabe nada de niños vendidos ni comprados. "Si quieren algo vayan a nuestro abogado. Nosotros no sabemos nada".
Todo parece indicar, según versiones recogidas por este periódico, que María José Igualada, encargada de la guardería, recibía los cobros de los traspasos de recién nacidos de madre a padres adoptivos. "A la clínica San Ramón llegó esta señora, mayor y que no parecía que pudiera estar metida en nada extraño, con algunas mujeres embarazadas, cinco o seis. Se las trató, y con el doctor Vela, director médico del centro, tuvieron a sus niños, sin que hasta que la policía se personó en la clínica tuviéramos conocimiento alguno de estos hechos". "El doctor Vela se encuentra de vacaciones con su mujer", declaró Manuel Rubio, director gerente del centro, quien aseguró que "la clínica como tal no tiene nada que ver con esos infundios". Algunos de los cerca de cuarenta trabajadores del centro han sido amenazados varias veces "por motivos que desconocemos", apuntó el señor Rubio. "Es una pena que esto salga a la calle, porque las familias que trabajan en la clínica pueden resultar perjudicadas por esta infamia", concluyó.
Los nombres de las mujeres que han dado a luz en San Ramón no han sido facilitados. "Unas cinco o seis, según declararon a EL PAIS en el centro. Alrededor de catorce, según otras versiones. Al parecer, las distintas versiones tienen su origen en el hecho de que, mientras algunas de las mujeres supuestamente relacionadas con el caso -cuya identidad ha facilitado la clínica a la Policía- entregaban los niños en la misma clínica a los padres adoptivos, otras lo hacían a María José Igualada, quien desde la guardería de la calle de Lanuza se encargaba de entregarlos a los matrimonios que pretendían adoptarlos. A cambio, la madre recibía una cantidad de dinero, siempre menor a la que los padres adoptivos abonaban, según la policía, y que era entregada por la encargada de la guardería.
Seis detenidos
Los detenidos son, además de la encargada de la guardería, María José Igualada Valía, y Josefina Toledano, de treinte años de edad, la madre, que tras ser identificada por la policía, sirvió de base policial para las posteriores investigaciones, las hermanas Luis Criado, dueña y engargada del hostal Monte-Jardín, María Consuelo Candel Vila, que actuó de mediadora juanto con María José Igualada en el tráfico de niños, y Andrés Pajares Sanjosé, de 48 años de edad, amante de Josefina Toledano, quien con el dinero que recibió su compañera por la venta de su hijo compró un revólver olímpico.
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