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Los sancionados reconocieron un comportamiento antiestatutario, pero mantuvieron sus críticas

El acuerdo entre la dirección del PCE, encabezada por Santiago Carrillo, y los seis dirigentes que han sido separados del Comité Central se hizo imposible a última hora. cuando todo hacía prever una salida política. Los encausados mantuvieron una posición crítica ante la política de sanciones del comité ejecutivo, pero Carrillo había conseguido ya que reconociesen que hablan violado los estatutos. También exigió que se comprometiesen a no hacer declaraciones conflictivas a los medios de comunicación, y además no aceptó las críticas citadas. Como consecuencia, han quedado destituidos Manuel Azcárate -miembro del ejecutivo-, Pilar Brabo, Julio Segura, Jaime Sartorius, Pilar Arroyo y Carlos Alonso Zaldívar.

El desenlace de la reunión del Comité Central comunista se produjo a las 3.45 horas de ayer, tras varias horas de total confusión, ocasionada por las noticias contradictorias que se propagaban, ya que, si al final de la tarde los encausados no tenían esperanzas de que se llegase a un acuerdo, a primera hora de la noche consintieron en reconocer que la convocatoria del acto en Madrid con Lertxundi y Onaindía era antiestatutaria, lo que de nuevo abría las posibilidades.El primer vuelco de la situación se produjo cuando Santiago Carrillo dijo ante el pleno del comité que si los seis encausados reconocían que su comportamiento había violado los estatutos y declaraban su acatamiento de la disciplina del partido, todo ello por escrito, las sanciones podrían quedar en una severa amonestación. El comité ejecutivo podría aceptar esto como la rectificación que pedía.

Aunque se habían negado sistemáticamente hasta entonces, los seis encausados decidieron aceptar esta vía negociadora y se reunieron durante hora y media para redactar su declaración. Según explicó Pilar Arroyo, su decisión suponía, efectivamente, ceder; pero lo hacían para que el acuerdo no fuera imposible por su parte. Al mismo tiempo, si la iniciativa tenía éxito, sería un gran triunfo para las posiciones conciliadoras de Nicolás Sartorius, posibilidad en la que tenían gran interés los dirigentes renovadores.

Estos se reunieron durante hora y media para redactar el documento, del que manifestaron después que contenía los puntos pedidos. por Carrillo, pero «dentro de un contexto», y que posibilitaba un acuerdo. Las expectativas que se crearon hicieron que algún miembro del Central llamase inmediatamente a los cargos públicos de Madrid, principalmente concejales, propuestos para sanción, con objeto de que con ellos se siguiese un procedimiento semejante.

El problema más importante que planteaba el documento era su punto tercero, que criticaba vela damente la política de la dirección, al afirmar que debe haber un de bate público, libre y transparente, y que la discrepancia no debe ser consideraba delito; y sobre todo el punto quinto, donde se consideraba imprescindible una actitud diferente de la política de sanciones que condujese a una solución de la crisis mediante cauces políticos.

Una vez leído el documento en el pleno del Comité Central, éste se interrumpió de nuevo para dar paso a una larga reunión del comité ejecutivo, que duró unas tres horas. Al término de esta reunión se volvió al pleno del Comité Central, en el que Carrillo dijo, en nombre de todo el ejecutivo, que el documento no era en realidad una rectificación, y leyó el nuevo texto que como resolución se proponía.

En este texto, después de afirmar la idea de que no hay rectificación, se precisa que ésta debería contener, además de los dos puntos que señaló Carrillo en su momento, un compromiso de no llevar a los medios de comunicación posiciones opuestas a los acuerdos del congreso y de los órganos dirigentes del partido, y también el reconocimiento de que el acto con presencia de Lertxundi y Onaindía había sido un error político.

La dirección pidió a los encausados, según han informado éstos, que expresasen su posición, ante lo que pidieron que se les diese copia de la propuesta del ejecutivo. No había copias, y al insistir en su petición, se les dio el único texto existente, escrito de puño y letra por Carrillo. Una vez con el documento en su poder, intentaron salir de la sala para estudiarlo, pero se les pidió que lo hiciesen allí mismo.

Los seis hicieron entonces un aparte en un lado de la sala y decidieron, unánimemente, rechazar la propuesta, porque no admitían haber cometido un error político al convocar el acto en cuestión, y por considerar inaceptable el compromiso de no discutir a los órganos de dirección en los medios de comunicación. Tras su conversación, intervinieron uno a uno para explicar brevemente estos argumentos y añadir que los puntos fundamentales pedidos por Carrillo los habían aceptado ya.

Nueva amenaza de dimisión de Carrillo

En este momento, según fuentes próximas a los encausados, un miembro del Comité Central, concretamente Carlos Paris, preguntó qué pasaría si no se aprobaba la propuesta del comité ejecutivo, a lo que Carrillo contestó que este órgano dimitiría. Inmediatamente se pasó a votar esta propuesta, que obtuvo 81 votos a favor, 11 en contra y 3 abstenciones. Al no aceptar los encausados la resolución, comenzó la votación secreta para decidir la expulsión. Esta fue aprobada por 67 votos a favor, 24 en contra y 8 abstenciones. Según las fuentes antes citadas, pudieron votar contra la expulsión algunos representantes de Galicia, Valencia, Aragón, la mitad de los diez andaluces y varios de los relacionados con Comisiones Obreras, como Marcelino Camacho y el propio Nicolás Sartorius. No obstante, estos últimos son miembros del ejecutivo, que había adoptado su postura por unanimidad, pero los sancionados consideran que coinciden con ellos en la misma concepción del tipo de partido que se requiere. Al término de la reunión, Carrillo manifestó a los informadores su contrariedad por todo lo ocurrido, pero advirtió que en una ocasión tuvo que elegir entre su padre -Wenceslao Carrillo, miembro del PSOE- y su partido, y optó por éste; y añádió que en esta ocasión, entre sus amigos y el partido, también optaba por éste.

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