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Carrillo, dispuesto a dimitir hoy si el Comité Central no secunda sus tesis

El secretario general del Partido Comunista de España (PCE), Santiago Carrillo, pondrá todo el peso de su influencia, incluida la amenaza de su propia dimisión, para que el Comité Central del partido apruebe en su reunión de hoy la propuesta del Comité Ejecutivo de destituir de sus cargos a seis miembros del central ligados a la corriente renovadora que se solidarizaron con la actuación de Roberto Lertxundi en la fusión del PCE de Euskadi con EIA. Ambas partes enfrentadas consideran muy difícil una derrota de Carrillo, pero desde el lado renovador se apunta que una salida como la propuesta por el secretario general no sería más que tina victoria pírrica, porque abriría el camino de la escisión.No obstante estas previsiones, posiciones adoptadas recientemente por algunos miembros del partido hacen dudar sobre la victoria de Carrillo, mientras se afirman las actitudes de quienes piden una salida negociada. Marcelino Camacho ha tomado partido por éstos, al manifestar ayer que «la crisis no se puede resolver a golpe de estatutos, aunque éstos deben cumplirse».

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Crecen en el seno del PCE las posiciones favorables a una salida negociada ante la reunión del Comité Central

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Entre tanto, la crisis del PCE comienza a tener ecos en otros partidos comunistas, como el de Italia, cuyo órgano oficial, L'Unitá, publicó el pasado domingo una amplia información, en la que calificaba de «gravísima» la situación del PCE y mostraba su gran preocupación por esta división interna, al tiempo que recogía la postura de Nicolás Sartorius y otros dirigentes de evitar medidas disciplinarias y abrir un debate. La decisión del Comité Central del Partido Comunista de Andalucía (PCA) de pedir el levantamiento de las sanciones se adoptó por veinte votos a favor y diecinueve en contra, al término de una reunión que concluyó a las dos de la madrugada de ayer, según informa nuestro corresponsal en Sevilla, José Aguilar. Hay que indicar que el PCA es una parte fundamental del PCE, ya que cuenta con siete parlamentarios, centenares de alcaldes y concejales, y la cuarta parte de la militancia comunista total. La actitud del PCA adquiere mayor significación si se tiene en cuenta que tanto el secretario regional, Felipe Alcaraz, como Ignacio Gallego, miembro del Comité Ejecutivo nacional y vicepresidente del Congreso de los Diputados, estuvieron en contra de la posición conciliadora, propugnando, sin éxito, que se obligase a los renovadores a retractarse de su actuación y hacer la correspondiente autocrítica si quieren evitar las sanciones, según pudo saber EL PAIS en fuentes solventes y diversificadas. Es esta la primera vez que Alcaraz es derrotado -aunque por un solo voto de diferencia- en un debate importante desde que fue elegido secretario general del PCA para sustituir a Fernando Soto, con la particularidad de que su derrota fue auspiciada por líderes que hasta ahora le habían apoyado sin reservas y que no son asimilables a los integrantes del sector renovador, minoritario en la organización comunista andaluza. Ello coincide con indicaciones de otras fuentes, según las cuales la contestación no se centra sólo en el sector citado, en cuanto grupo diferenciado y más próximo a los niveles altos del partido, sino también en amplias capas de militantes no vinculados a opciones definidas, pero que están descontentos con la actitud de la dirección. En ello estaría la clave de la actitud conciliadora de algunos miembros del ejecutivo.

Asimismo, el Comité Central del Partido Comunista de Galicia (PCG) estudiaba anoche una propuesta del comité regional semejante a la de Andalucía. Frente a estas posiciones, Santiago Carrillo se muestra tajante, y, al parecer, en la última reunión del Comité Ejecutivo afirmó que, si la propuesta de destitución de los dirigentes encausados no es aprobada, dimitirá de su puesto.

Por su parte, Marcelino Camacho manifestó ayer a EL PAIS que hay que huir de la impaciencia de unos y la rigidez de los otros. «Aunque los estatutos y los congresos están para cumplirlos, no se trata de emprenderla a golpes con ellos», aseguró, «sino de ir al fondo de los problemas para buscar soluciones, a base de paciencia, comprensión y análisis».

Camacho: "El soporte del PC es la clase obrera"

Según este dirigente sindical, la evolución de la clase obrera que sirve de sustrato del PCE, en la que cada vez es mayor el peso de los técnicos, provoca la aparición de diferencias y tensiones, pero, «aunque permanezca el apoyo de unos fuertes cimientos, hay que evitar que las tensiones de una sociedad cambiante derriben las paredes».

Camacho se mostró preocupado por que la crisis se extienda a CC OO, y que se mantenga la unidad del movimiento obrero, por lo que no está especialmente dispuesto a protagonizarla polémica en el seno del PCE. También resaltó que en la última reunión de los dirigentes de la central se decidió hacer una llamada a la responsabilidad de todos, por la necesidad de consolidar la democracia y de sacar al país de la crisis.

Al mismo tiempo, en la federación de Madrid aumentan las muestras de solidaridad con los militantes encausados y las peticiones de una salida mediante conferencia extraordinaria. Sesenta y un concejales de la provincia han mostrado su solidaridad, así como las federaciones este, oeste y comarcal sureste, junto a varias agrupaciones, según fuentes del sector opuesto a Carrillo.

La reunión que hoy celebrará el Comité Central se presenta cargada de tensiones, a las que ayer se sumó el conflicto planteado por la intención de Lertxundi de asistir a la reunión. Para oponerse a ello, la dirección provisional del PCE de Euskadi difundió ayer una resolución en la que se manifiesta que el grupo de Lertxundi, al convocar un pretendido congreso, se ha colocado «definitivamente fuera del Partido Comunista de Euskadi». La resolución, difundida por la oficina de Prensa central del PCE, fue aprobada por la dirección provisional de Euskadi el pasado día 6 de noviembre.

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