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29º Congreso del Partido Socialista

Aprobada la gestión del equipo de Felipe González con el 99,6% de los votos a favor y un 0,4% de abstenciones

El 29º Congreso del PSOE aprobó a medianoche la gestión de la comisión ejecutiva, con un 99,6% de votos a favor, ninguno en contra y 0,4% de abstenciones, estas últimas correspondientes a la provincia de Avila. Esta votación, sin precedentes en los congresos socialistas celebrados durante la transición política -y desde luego en los demás partidos políticos- se produjo tras una tibia sesión de crítica a la dirección, a la que había precedido un discurso de Felipe González escaso en novedades. La frialdad de la jornada, sólo centrada en la necesidad de una alternativa duradera, se rompió ocasionalmente en los comentarios de pasillo sobre, la formación de la nueva ejecutiva, que ahora se ha convertido en un doble problema, al plantearse la posibilidad de formar una comisión permanente que concentraría la capacidad principal de dirección política.

Felipe González expuso, durante hora y media de discurso, algo así como el estado de la nación: ninguna desesperanza, pero sí preocupación por las graves consecuencias del 23 de febrero; lamento de que el Gobierno no aceptara la oferta de coalición realizada tras el fallido golpe de Estado y constatación de que ya no se puede considerar esa posibilidad, habida cuenta del tiempo que queda hasta las elecciones generales; negativa de que el proyecto de Presupuestos ,Generales del Estado, que ha sido el motivo formal de la retirada de la CEOE en el seguimiento del Acuerdo Nacional sobre Empleo, sea el proyecto del partido socialista; constatación de que los sectores oligárquicos siempre tratarán de evitar la llegada de los socialistas al poder y de que estarán tentados de organizar la gran derecha; reafirmación de que «antes o después» habrá una consulta popular sobre el ingreso de España en la OTAN, y petición final de que el congreso apruebe una estrategia que el equipo de dirección pueda cumplir.«La peor estrategia es la que no se cumple», dijo Felipe González a los delegados como Final de su extensa exposición. Anteriormente había hecho también otras alusiones a -Problemas internos del partido, tales como la ausencia de algunas personas vinculadas al sector crítico.

Gran parte de la sesión de crítica a la Comisión Ejecutiva se desarrolló en el tono del cumplimiento de un trámite. Este tipo de sesiones constituye el ritual de apertura de los congresos socialistas, después de las ceremonias de presentación y saludos. La tradición consiste en que los oradores expongan sus críticas y no sus elogios a los dirigentes del partido, y que tales tareas se efectúen siempre a puerta cerrada. La tradición se ha alterado en este congreso: la crítica a la ejecutiva se desarrolló a puerta abierta, pero los oradores rebajaron el nivel de la misma hasta llegar a un mero enunciado de problemas, e incluso exposición de proyectos para el futuro. Ello motivó que el presidente del congreso, Manuel Marín, llamara al orden a los delegados varias veces, a fin de que hicieran el favor de ajustarse al punto previsto, crítica de la gestión.

La línea estratégica y las decisiones políticas más importantes del PSOE en estos dos años gozan de un amplísimo consenso en el seno del partido socialista, a juzgar por lo escuchado durante la sesión. Tal como estaba previsto, los jefes de delegación que hicieron uso de la palabra se limitaron a efectuar críticas parciales, fundamentalmente a la tarea desarrollada por las secretarías de organización, que desempeña Carmen García Bloise, y de política municipal, a cargo de Luis Fajardo. Hubo también leves censuras a la ejecutiva por la tardanza en poner en marcha la campaña contra el ingreso de España en la OTAN, así como por la falta de movilización popular e «inserción en el tejido social», o la excesiva indentificación del PSOE y UCD en los acuerdos autonómicos.

En nombre del Comité Federal del partido, máximo órgano del PSOE entre congresos, Alejandro Cercas hizo una enérgica defensa de la política de colaboración con la ejecutiva desarrollada durante este período. El Comité Federal ha sido escenario, en el pasado, de frecuentes enfrentamientos entre la ejecutiva y los representantes de las organizaciones del partido, pero durante los dos años transcurridos desde el congreso anterior esa línea ha derivado hacia una ratificación regular de la política y las decisiones de la dirección. En opinión de Cercas, «no ha habido razones para ejercer una censura global», y «lo peor hubiera sido reabrir las heridas del Congreso Extraordinario de 1979».

El representante del Comité Federal se refirió también al único tema conflictivo planteado al citado órgano, que fue la propuesta de aceptar la proporcionalidad en la elección de delegados al congreso. Cercas justificó la decisión adoptada -rechazar la proporcionalidad y recomendar flexibilidad a las agrupaciones- en el hecho de que el debate precongresual ya había comenzado cuando el asunto llegó al Comité Federal (11 de julio pasado). Asimismo, señaló que el sistema tradicional ha garantizado la existencia del PSOE durante 102 años; «no sabemos lo que sucedería con un cambio de reglas», añadió.

Los andaluces proponen diversos cambios

Seguidamente, comenzó el turno de intervenciones de crítica a la ejecutiva. Joaquín Leguina, jefe de la delegación madrileña, se limitó a constatar que el PSOE no ha avanzado demasiado en el establecimiento de relaciones con la banca, la milicia y la Prensa, a las que englobó bajo el calificativo de poderes fácticos, aunque advirtió que la expresión no le parece acertada. Igualmente echó de menos la falta de penetración del partido en la sociedad civil e hizo algunas críticas al trabajo municipal, al afirmar que los recientes acuerdos autonómicos y municipales con el Gobierno pueden suponer pesadas contrapartidas para el PSOE.

José Rodríguez de la Borbolla, portavoz sevillano, se negó a admitir que la política del PSOE haya estado «ni siquiera mínimamente desconectada de la realidad», aunque criticó la falta de homogeneidad observada en las declaraciones de la comisión ejecutiva, ya que «no es lo mismo decir que nuestra política no iba a ser de hostigamiento constante al Gobierno, lo que está bien dicho, que aseverar que nuestra estrategia pasaba por el sostén del Gobierno de UCD, lo que está mal dicho ». Algunos delegados creyeron observar en esta frase un elogio a Alfonso Guerra y un supuesto ataque a Javier Solana.

También aludió a que era necesario restablecer la secretaría de relaciones internacionales -lo que se considera una muestra del apoyo de la delegación andaluza a Luis Yáñez para su retorno a la misma-, y propuso desarrollar la organización entre las capas medias urbanas, la juventud y los pequenos y medianos agricultores. «Tres sectores que pueden dar la victoria electoral al partido socialista». También aludió a la necesidad de «ganar la calle».

En fin, Ernest Lluch, portavoz catalán, expresó su queja -no llegó a ser una crítica- por el hecho de que el PSOE haya dado una imagen excesivamente identificada con UCD en los acuerdos autonómicos. Otros oradores se refirieron a la ausencia de los críticos, indicando que, a pesar de todo, varias personas de esa línea están presentes en el congreso. El representante de una agrupación de la emigración criticó también la falta de atención a los trabajadores que están fuera de España, y asimismo, aludió -sin nombrarle- a Enrique Múgica, al hablarle de la falta de información del partido sobre el 23-F, diciendo que el secretario de relaciones políticas debería ocuparse más de "cuestiones terrestres y no de extraterrestres".

Hacia la abrumadora mayoría

Durante más de dos horas, los miembros de la dirección saliente ocuparon sucesivamente la tribuna para defenderse de las críticas recibidas, aunque en muchos casos éstas se hubieran convertido en simples quejas o alusiones. Alfonso Guerra resaltó la dificultad en que el partido se había encontrado para guardar el equilibrio entre su papel de oposición y la garantía de mantenimiento del sistema democrático. Luis Fajardo contestó también a quienes habían señalado que podrían derivarse perjuicios de los acuerdos municipales con el Gobierno, y en general a su gestión como responsable de política local.

Carmen García, secretaria de organización, se defendió con viveza de las acusaciones recibidas por falta de crecimiento de la militancia y aludió a las distorsiones causadas por el proceso de federalización. Enrique Múgica se mostró de acuerdo en que deben mejorar las relaciones con la milicia, y aseguró que, en relación con el 23-F, « no tenemos más relación que la de víctimas»; al propio tiempo señaló las banderas de España y del partido (este última de color rojo) que -Presiden el escenario del congreso, afirmando que ambas pueden llegar a ser perfectamente compatibles, «y esa es la evidencia que deseamos transmitir».

Antes de pasar a la votación, Felipe González consumió aún un turno más, en el que destacó que el PSOE no tiene aún conciencia de su poder como partido, y aceptó que se habían registrado algunos errores en el funcionamiento del mismo, al tiempo que rechazó otras quejas o alusiones.

La votación sobre la gestión de la ejecutiva fue aprobada por 98.950 votos a favor, ninguno en contra y 435 abstenciones.

La formación de la ejecutiva

Respecto a las gestiones para la formación de la nueva comisión ejecutiva, anoche existía la impresión de que no se han tomado aún decisiones definitivas, y ni siquiera habrían comenzado las negociaciones formales para establecer la candidatura de Felipe González, que lógicamente será la única, a la vista de la composición y desarrollo del congreso.

Se debaten aquí dos problemas. En primer lugar hay que decidir sí la próxima ejecutiva será elegida como hasta ahora, con nombres concretos para cada secretaría, o dejando manos libres al secretario general para que distribuya las funciones en un equipo de nombres. En segundo lugar, la eventual creación de una comisión permanente en el seno de la ejecutiva. plantea a los dirigentes la lucha por la pertenencia a la misma, ya que lógicamente este órgano concentrará la principal capacidad de dirección política.

Los principales problemas de continuidad en la ejecutiva parecen situarse (además de las retiradas ya anunciadas, como Ignacio Sotelo o Gregorio Peces-Barba) en el futuro papel político de personas como Carmen García, Enrique Múgica o Javier Solana, así como las incorporaciones planteadas por las direcciones regionales que apoyan al núcleo dirigente del partido.

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