Ana María González,
sevillana de veintinueve años, obligó a la dotación de un patrullero de la Policía Nacional a cambiar momentáneamente sus funciones al servicio del orden públíco por las de improvisados parteros. El suceso ocurrió a las seis de la madrugada, cuando la señora González, que esperaba dar a luz dentro de una semana, sintió que su parto se adelantaba; El marido salió a buscar ayuda y regresó con los ocupantes de un patrullero del 091. Los policías encontraron a la niña -porque fue niña- ya en la cama, y ellos mismos cortaron el cordón umbilical, que amenazaba con asfixiar a la recién nacida, auxiliando a ésta y a la madre. Por supuesto, los policías-comadrones serán los padrinos de la criatura, que se llamará María de los Angeles, en recuerdo de la patrona de la Policía, informa nuestro corresponsal.
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