_
_
_
_
_

Lorenzo Dorta,

alcalde de Garachico, municipio marinero del norte de la isla de Tenerife, donde en fecha reciente el ex presidente del Gobierno Adolfo Suárez recibió un homenaje popular, no pudo imaginarse nunca que el traslado de unos regalos para el dirigente centrista, desde Canarias a Madrid, llegara a confundirle con un terrorista. Al edil le surgieron los primeros problemas en el aeropuerto de Barajas, cuando los vistas del mismo le obligaron a abrir, clavo a clavo, una caja de cuarenta kilos que contenía varios cuadros y el título de hijo adoptivo de la citada villa para el duque de Suárez. A los funcionarios de la aduana les escamó especialmente ver un catálogo de Picasso, que formaba parte del "cargamento", informa Carmelo Martín. El alcalde fue abrumado a preguntas por los encargados de la citada inspección aduanera. Tras superar el obstáculo del aeropuerto, y cuando ya se las prometía muy felices, se vio repentinamente encañonado por las metralletas de dos policías nacionales a la puerta del despacho de Adolfo Suárez, en la madrileña calle de Antonio Maura. Un nuevo interrogatorio tuvo que ser superado por el sorprendido alcalde tinerfeño antes de que el colaborador del ex presidente, Alberto Aza, hiciera su aparición para resolver el entuerto. Luego el ex presidente brindó en su gabinete por el duodécimo aniversario del alcalde al frente de su Ayuntamiento, para enjugar así el mal trago. Cosas del dispositivo anti-ETA de Madrid.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_