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Reducción de la jornada laboral y reparto del empleo, pilares de la política económica francesa

En su discurso de política general, ayer, el primer ministro francés, Pierre Mauroy, en el hemiciclo de la Asamblea Nacional, expuso las orientaciones del juego económico y social que le propone el Gobierno miterrandista al país. Toda la acción detallada por Mauroy tiene un objetivo máximo: la reducción del desempleo, fundada esencialmente en la reducción del tiempo de trabajo. Para estimular el relanzamiento de la economía y la confianza de la patronal, anunció también varias medidas en favor de esta última.El giscardismo, inspirado durante los últimos cinco años por el que fue su primer ministro, Raymond Barre, fundó su estrategia económica en la lucha contra la inflación, el equilibrio exterior y más globalmente, la reorientación de la actividad industrial para hacer competitiva a Francia en el interior y en el exterior.

Todos estos elementos conjugados, estimaba el Gobierno anterior, deberían desembocar en Ia mejora del empleo. Los nuevos dirigenyes franceses hacen del paro su bestia negra número uno y consecuentemente, la batalla contra el desempleo es la maestra de su juego económico y social. Por ello, el discurso de política general pronunciado ayer por Mauroy ante los diputados fue articulado en torno a un minucioso arsenal de medidas destinadas, según los deseos que manifestó el primer ministro, a evitar la progresión del paro de aquí a mediados de 1982 y, en el mejor de los casos, a la creación de un poco más de 100.000 empleos, a medio plazo, las amtilciones son modestas. Mauroy se concede dos años para cambiar seriamente la tendencia actual de progreso del desempleo. Francia ya cuenta con más de 1.800.000 parados, que le costarán este año 54.000 millones de francos. El Gobierno se contentaría con no superar los dos millones a lo largo del invierno próximo.

Medidas técnicas y económicas

Las medidas técnicas y, económicas propuestas por Mauroy para luchar contra el paro pueden agruparse en tres capítulos:Primero: la reordenación del tiempo de trabajo. «La semana de 35 horas será la más creadora de empleos». afirmó el primer ministro. Este objetivo se lo fija el Gobierrno para el año 1985. El Gobierno, los sindicatos y la patronal ya han llegado a un acuerdo para pasar de la semana actual de cuarenta horas a la de 39. Mauroy asegura que la semana de 35 horas no lesionará la competitividad francesa, hecho que refutan la oposición y una parte de la patronal. En el mismo capítulo de reparto de trabajo entre los que lo tienen y los que no lo tienen, se inscriben: el trabajo a tiempo parcial, que la función pública multiplicará a partir de 1982; el retiro a los sesenta años; el retiro parcial, es decir, que un empleado compartiría.su trabajo con un joven (el 42% de los desempleados tienen menós de veinticinco años). El retiro antes de los sesenta años, si el trabajador empezó a trabalar muyjoven, persecución de la acumillación de empleos por quienes ya cobran un retiro.

Segundo: el Gobierno crea los denominados contratos de solidaridad con los patronos de las empresas. Dichos contratos se ejecutarán según dos modalidades: la primera consiste en que la empresa recibirá una prima cuando un asalariado se retira por anticipado, y en el caso de que su puesto sea ocupado por un joven (la edad de ese pre retiro será de 55 años), el segundo tipo de contrato: si una empresa reduce sustancialmente el horario semanal de trabajo y, paralelamente, crea empleos, recibirá primas también. El Gobierno destinará a los contratos de solidaridad alrededor de 3.000 millones de francos (50.000 millones de pesetas).

Tercero: ayuda especial a las pequeñas y medianas empresas, para que creen empleos, por medio de desgravaciones fiscales, créditos y facilidades a la hora de pager los derechos de sucesión. El Estado, por su parte, relanzará las obras públicas y creará empleos temporales de utilidad social para los jóvenes, que al mismo tiempo recibirán una formación profesional.

Con este plan, el Gobierno le juega su credibilidad. Tras cuatro meses de gestión miterrandista el aumento del consumo interior, como consecuencia de la subida de los salarlos más bajos, itpenas es perceptible, y la patronal aún no confía en el Gobierno, es decir, no invierte. Ayer, Mauroy se manifestó enérgico al recordar que «el presidente está en su puesto para siete años y nuestra mayoría parlamentaria durará cinco años». Con ello pretende desanimar a quienes esperan una crisis economica, con devaluación incluida. para dentro de tres meses y, con ella el final de la experiencia socialista.

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