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Las computadoras, nuevas herramientas de trabajo para los ladrones

El robo puede ser una más de las aplicaciones de la informática. Esto es lo que ha sucedido en Japón y el hecho, aunque tiene precedentes, ha originado preocupación en los círculos bancarios ante lo que puede ser la aparición en serie de un nuevo tipo de delito: el robo con ordenador. A pesar de que los bancos confían en gran medida su seguridad a los ordenadores, cada año miles de millones de pesetas son el botín de ladrones que utilizan las computadoras como herramienta.

El Banco Sanwa de Osaka (Japón) acaba de comprobar que una de sus empleadas le había sustraído, el pasado 25 de marzo, 130 millones de yens (casi 56 millones de pesetas) por medio de una simple manipulación de su ordenador.La historia tiene en vilo a la opinión pública japonesa y ha salido a la luz a raíz de la detención, el pasado martes en Manila, de la autora del delito, Motoko Ito, una atractiva empleada del banco, de 32 años de edad. La joven confesó a los policías filipinos que la detuvieron haberse hecho con la cantidad por medio de los terminales del ordenador del banco, realizando transferencias por valor de esa suma a cuentas abiertas por ella bajo nombres falsos. El paso siguiente consistió en retirar el dinero y huir a Filipinas. La autora del robo declaró su sorpresa por el hecho de que hubiera pasado tanto tiempo sin que fuera detectada la sustracción.

El móvil de este robo de técnica tan sofisticada parece haber sido el amor. Motoko declaró a la policía que su intención había sido ayudar a su amigo, un hombre de negocios en dificultades financieras. De acuerdo a su confesión, hizo entrega a su amigo de la mayor parte de la suma, reservándose únicamente cinco millones de yens (poco más de dos millones de pesetas). Después de una estancia en Filipinas de casi seis meses, con un visado de turista válido para solo veintiún días, ha esperado en vano su llamada. Una orden de búsqueda internacional ha puesto fin a la aventura y ahora espera a ser juzgada, una vez que las autoridades filipinas han anunciado el pasado miércoles su voluntad de acceder a la extradición solicitada por Japón.

La posibilidad de conseguir el robo perfecto, con ausencia de violencia y sin apenas riesgo para su autor, fue puesta en evidencia hace tres años, cuando un norteamericano de 33 años, experto en informática, realizó de manera similar el mayor atraco bancario de la historia.

Stanley Mark Rifkin, analista de computadoras, logró sustraer 10.200.000 dólares (714 millones de pesetas) al Security Pacific National Bank. Rifkin, después de ser detenido, confesó que sabía cómo funcionaba el sistema de transferencias de dinero porque había hecho la instalación en el banco. El 25 de octubre de 1978 visitó a un amigo que trabajaba en la oficina central del banco y allí logró enterarse de la clave de aquel día para las transacciones de dinero. Por medio de una computadora que él mismo había instalado en su domicilio dio la orden al cerebro electrónico del banco para que transfiriera los diez millones de dólares a su cuenta en el Irving Trust Co., de Nueva York. Posteriormente hizo que ese dinero fuese enviado a un banco de Zurich (Suiza).

Rifkin tomo un avión y, una vez en Suiza, cobró ocho de los diez millones de dólares que empleó en la compra de diamantes a la empresa oficial soviética Rusalmaz. Con técnica de perfeccionista y deseoso de saborear más intensamente su triunfo, decidió regresar a Los Ángeles, pero no pudo evitar que la compra de tal cantidad de piedras preciosas pasase desapercibida y fue detenido a su entrada en Estados Unidos. El banco se resarció de lo robado, gracias a que los diamantes resultaron valer en el mercado trece millones de dólares y no los ocho que había pagado Rifkin, y éste fue condenado a ocho años de prisión.

Poco conocidos por el público, los robos electrónicos parecen haberse extendido en la última época. Las pérdidas en este sentido se elevan cada año a millones de dólares y hay quien afirma que este tipo de atraco aventaja ya a todas las técnicas tradicionales. Según los entendidos, un 10% de este tipo de robos logra ser detectado.

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