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Entrevista:

"Nadie en UCD ha presentado una alternativa clara a lo que ha hecho Calvo Sotelo"

Matías Rodríguez Inciarte, el nuevo ministro de la Presidencia, es un joven político que lleva adelante su carrera tras los pasos de Calvo Sotelo. Favorable a la apertura del partido a otras colaboraciones, sostiene que no hay diferencias insalvables entre los centristas, ya que en todas las grandes cuestiones suscitadas desde que gobierna Calvo Sotelo nadie en UCD ha presentado una alternativa clara a lo que se ha hecho. Rodríguez Inciarte es muy partidario de la televisión privada, que le gustaría regular por decreto, otorgada «con transparencia y respetando el pluralismo».

Pregunta. Usted comenzó su carrera política con Leopoldo Calvo Sotelo y ahora es su ministro de la Presidencia. ¿Podríamos hacer un poco de historia?

Respuesta. La historia es breve. Inicié mi colaboración con Leopoldo Calvo Sotelo en la primavera del año 1978. Había sido antes secretario general técnico del Ministerio de Economía con el profesor Fuentes Quintana, pero mi trabajo en aquel puesto fue esencialmente técnico. Ya como subsecretario de Calvo Sotelo, mis funciones fueron llenándose de contenido político. De manera consecuente, en octubre de 1978, y una vez que UCD hubiera celebrado su primer congreso, me integré en el partido. Seguí al actual presidente del Gobierno en su paso por la vicepresidencia segunda y, finalmente, en la etapa que ahora concluye fui secretario de Estado.

P. ¿Y cuál es su posición dentro de UCD?

R. En cuanto a mi posición política concreta, he dicho antes que me integré en UCD una vez celebrado el primer congreso. No entré, por tanto, en UCD de la mano de ninguno de los partidos políticos que formaron la coalición fundacional. Esto no impide que yo tenga una inclinación ideológica que es, además, de signo liberal. Creo que el liberalismo tiene respuestas adecuadas para nuestros problemas de hoy.

Calvo Sotelo y los liberales

P. Parece que los liberales tienen un gran futuro con este Gobierno. ¿El propio presidente. Calvo Sotelo está tomando una orientación en favor de una renovación liberal de UCD?

R. El presidente del Gobierno tiene un enorme capital político como un hombre de centro-centro, de síntesis, de concordia y, eventualmente, de arbitraje. En un momento determinado puede ejercer este arbitraje en favor de una u otra opción política, sin que él esté necesariamente detrás de una de ellas. No creo que se pueda decir, por tanto, que va a desequilibrar en ningún momento la balanza dentro de UCD.

P. ¿Cree que existen diferencias insalvables entre las concepciones políticas del actual Gobierno y las tendencias dominantes entre los dirigentes de UCD?

R. No existen. Esta no es una observación complaciente. En los últimos meses el Gobierno ha tenido que actuar frente a problemas singulares en muy distintos frentes: el económico, donde se ha llegado a la firma del Acuerdo Nacional sobre el Empleo; el autonómico, donde se ha alcanzado un amplio y constructivo acuerdo con el principal partido de la oposición. Se han abordado temas, como el divorcio, largamente demorados. Se plantea ahora el ingreso en la OTAN. Sería muy difícil encontrar otra circunstancia en la que, durante un período tan corto, se hayan planteado cuestiones tan decisivas, que afectan desde el modelo de Estado a las costumbres y la política exterior. Pues bien, UCD ha tenido, en esta trayectoria, su lógico debate interno; se han producido, a veces, diferencias, se han perdido, ocasionalmente, algunas votaciones, pero dudo que un partido verdaderamente democrático hubiera podido hacer este tránsito con diferencias internas menores que las que pueden haber surgido en UCD.

P. Sin embargo, parece que hay un serio enfrentamiento de posiciones entre Calvo Sotelo y Adolfo Suárez.

R. En todas las materias que he citado no he visto un punto en el que se haya presentado una alternativa clara, a lo que se ha hecho. No creo que en el futuro se vuelvan a plantear tantos temas que obliguen a pronunciamientos tan definidos, y por tanto, si no se ha producido ninguna diferencia insalvable en estos meses, no veo por qué tienen que producirse en el futuro. En todo caso se trataría de matices, pero que nunca afectan a la sustancia de las decisiones políticas.

P. ¿Que opinión le merece la dimisión de Francisco Fernández Ordóñez como miembro del Gobierno? ¿Cree que esto puede anunciar cambios profundos en el mapa político centrista?

R. Paco Fernández Ordóñez ha utilizado, para dar a conocer su dimisión, un procedimiento usual e incluso deseable en una democracia: una carta al presidente del Gobierno, a la que ha dado la debida publicidad. No estamos, afortunadamente, en tiempos en los que la dimisión de un ministro venía acompañada de rumores o medias palabras. Fernández Ordóñez ha explicado los motivos de su dimisión. No me parece, por tanto, necesario que yo especule ahora sobre ella.

P. ¿Cree que podría ser una medida adecuada la introducción de personas independientes en un próximo Gobierno?

R. En momentos como los actuales es necesario sumar todos los esfuerzos y aceptar todas las colaboraciones. UCD puede ganar abriéndose a esta colaboración. Lo mismo es aplicable si fuera necesario -y a mí no me corresponde juzgarlo- en el caso del Gobierno.

P. ¿Cómo enjuicia entonces las declaraciones de Fernando Abril invocando la necesidad de pertenecer a UCD?

R. Esa es una opinión respetable, como lo son todas, pero yo simplemente quiero recordar que en otros momentos anteriores han colaborado eficazmente en el Gobierno independientes, sin ser miembros de UCD.

P. Por ejemplo, ¿Antonio Garrigues sería una persona valiosa?

R. Si el presidente del Gobierno estimara necesario hacer algún cambio -y acaba de formular su opinión contraria-, Antonio Garrigues Walker me parece una persona muy valiosa.

La televisión privada

P. ¿Cree que es conveniente la existencia de canales privados de televisión? ¿Qué argumentos daría?

R. Me parece muy conveniente la existencia de canales privados de televisión. Una sociedad plural debe llevar a todos los ámbitos este pluralismo. No comprendo con qué fundamento se va a privar al ciudadano de la libertad de optar por uno u otro canal de televisión. Por otra parte, ¿por qué se rechaza el monopolio estatal en la Prensa o en la radio y no se hace lo propio en la televisión?

P. En cuanto a la regulación, ¿no cree que la vía de la ley, con un debate parlamentario, sería más conveniente que la del simple decreto?

R. Debo estudiar con el debido detenimiento la apoyatura jurídico-formal que puede dar vía a la televisión privada. No soy partidario de posiciones apriorísticas, pero si el Gobierno está habilitado jurídicamente para actuar por decreto no veo la razón para que tenga que presentar al Parlamento un proyecto de ley.

P. ¿Cuántos canales privados piensa que podrían autorizarse?

R. Este es, en primer lugar, un problema técnico, muy vinculado a nuestros compromisos con la Unión Internacional de Telecomunicaciones y a la existencia de frecuencias utilizables. La autonzación de canales privados debe contar previamente con un estudio técnico.

P. ¿Va abordar pronto los problemas y necesidades de reforma de la Administración estatal?

R. Me preocupan los problemas de la Administración pública. Soy funcionario público; he dedicado los últimos diez años de mi vida a la Administración. Creo conocer sus problemas y también algunas de las posibles soluciones. Un primer paso hacia estas soluciones será la presentación al Gobierno de sendos anteproyectos de ley sobre el régimen estatutario de los funcionarios públicos y sobre el ejercicio de sus derechos y libertades.

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