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Querella ante la OIT contra la Administración Reagan por violar derechos sindicales

La Confederación Internacional de Sindicatos Libres ha interpuesto una querella contra la Administración Reagan ante la Organización Internacional del Trabajo, en Ginebra, con motivo de la actitud gubernamental ante la huelga de los controladores aéreos norteamericanos.

La Confederación ha acusado al Gobierno norteamericano de violar los derechos sindicales básicos de los controladores, según informó ayer un portavoz de la principal central sindical de Estados Unidos, la AFL-CIO.Entre las dieciséis acusaciones contra la Administración Reagan destacan la relativa a la discriminación hacia los controladores y otra, más grave, de que el Gobierno norteamericano se ha negado a dar a los trabajadores el derecho de asamblea.

La Organización Internacional del Trabajo, con sede en Ginebra, no tiene poder para hacer cumplir sus dictámenes, pero puede ejercer una gran presión sobre los Gobiernos que violan los derechos de los trabajadores, explicó el portavoz de la AFL-CIO.

El presidente de la central, Lane Kirkland, pidió ayer al Gobierno norteamericano que readmita a los controladores despedidos, pero el secretario de Trabajo, Raymond Donovan, dijo que no se concederá su reincorporación al trabajo.

Por otra parte, la tensión entre la Casa Blanca y los sindicatos, así como las duras acusaciones pronunciadas contra el presidente con motivo del Día del Trabajo, pusieron la jornada festiva de ayer en Estados Unidos bajo el signo de la duda y la inquietud ante el futuro económico de la nación.

Ronald Reagan sufrió la primera derrota popular de su mandato al no ser invitado a participar en el desfile que conmemora la fiesta del mundo del trabajo.

Para poner más de relieve la humillación que los sindicatos han querido infligir al presidente, coincidieron en la ciudad de Nueva York las manifestaciones laborales y el titular de la Casa Blanca.

Varios centenares de rilles de personas recorrieron la Quinta Avenida de Nueva York, encabezados por Lane Kirkland, presidente del poderoso sindicato AFL-CIO, mientras Ronald Reagan tuvo que permanecer recluido en la mansión Gracie, residencia oficial del alcalde de la ciudad. al margen de la exaltación callejera que amenaza -según informa Efe- la popularidad del presidente.

Reagan trató de atraer la esperanza del mundo sindical en su alocución del Día del Trabajo (celebrado el primer lunes le septiembre en Estados Unidos), pero sólo pudo prometer la creación de «muchos millones de puestos de trabajo para antes de 1986».

El presidente confía en su plan de recuperación económica, razonando que los recortes tributarios generarán la inversión con la subsiguiente creación de puestos de trabajo, pero nadie ha visto aún el menor indicio de activación económica y los sindicatos han sufrido el despido de 12.000 empleados federales.

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