Un centro poco útil

El Centro de Detención de Jóvenes se creó en junio de 1979 con objeto de separar a los menores de veintiún años de la población reclusa de la Prisión Provincial de Carabanchel, cuyo complejo penitenciario está instalado -junto al hospital psiquiátrico y el hospital penitenciario-. Este centró, que se proyectó para 297 internos, albergaba en el día de ayer a 520. Un 90% de éstos se encuentran recluidos a la espera de juicio. En la actualidad están internados los delincuentes juveniles más peligrosos del país.La cárcel carece de instalaciones deportivas, actividades culturales y el único camino para la reinserción social se encuentra en los cinco talleres del centro, a cuyos aprendices no les garantiza la continuidad laboral al término de la reclusión. Hay cuatro talleres: carpintería, artes gráficas, mecánica y zapatería.

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El edificio mantiene la estructura tradicional de galerías. La vigilancia la componen únicamente once funcionarios y son muy pocos los psicólogos y educadores. Tienen el mismo horario de cuartel que los presos de la Prisión Provincial e igual régimen de visitas -dos de media hora a la semana- y permisos -de fin de semana, cinco y siete días, aunque son muy pocos los que los disfrutan-. Enrique Galavís, director general de Instituciones Penitenciarías, señaló que "ambos centros son ejemplo de lo que no deben ser".

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