UCD puede elegir otro candidato para la presidencia de la Junta
El control de la presidencia de la Junta de Galicia en la etapa autonómica, y las características con las que se establezca la delegación del Gobierno, preocupan de manera muy visible, aunque diferente, a las cuatro o cinco tendencias de la UCD gallega, cuyos hombres más significativos estudian una salida a la crisis abierta tras la elección de José Quiroga como candidato del partido a presidir la Junta en caso de triunfar en las elecciones de octubre. Salida que, según fuentes centristas, habrá de conllevar la sustitución del candidato nominado inicialmente.Pío Cabanillas, Antonio Rosón y Sancho Rof están convencidos de que mantener a José Quiroga en la Junta es un error que puede tener incluso consecuencias electorales de cierta gravedad. Piensan que el candidato debería ser una figura nueva dotada del suficiente prestigio personal y político que estimulara el relanzamiento que la institución autonómica necesita para seguir adelante. Votaron en el comité regional centrista el pasado 3 de agosto, sin éxito, al rector de la Universidad de Santiago, en una batalla que les ganó José Luis Meilán, al conseguir llevar a su molino esta vez las aguas del todopoderoso diputado orensano Eulogio Gómez Franqueira.
El conflicto generado en la designación del candidato a la presidencia de la Junta, a través de una elección que salvó sólo por dos votos al actual presidente José Quiroga contra el rector de Santiago, José María Suárez, desveló algo tan importante como que las cosas en UCD no estaban tan atadas como pensaba el propio partido, y así se vio, por ejemplo, que dos hombres que siempre aparecieron como perfectos aliados y complementarios, el ministro Pío Cabanillas y el empresario Eulogio Gómez Franqueira, en esta ocasión cada uno fue por su lado, con la consiguiente tensión, que luego trataron de neutralizar mediante declaraciones de que aquí no pasa nada.
Ahora, el partido del Gobierno sabe que quemó irremediablemente una de las bazas más brillantes de las que disponía para Galicia, la del rector Suárez Núñez, y no ignora tampoco que la candidatura de José Quiroga es insostenible.
De aquí se deriva, por ejemplo, que Franqueira deje ver su intención de presionar para lograr la designación de un candidato suyo. Por ello se barajan tres nombres: el actual presidente de la Diputación de Orense, Victorino Núñez; el diputado José Antonio Trillo, o incluso alguien tan políticamente desconocido como es el presidente de la Cámara de Comercio orensana, José Caride. En Lugo, Antonio Rosón vuelve a intentar la carta de su pupílo José María Pardo.
Pérdida de prestigio
Paralelamente, algunos centristas han vuelto a acordarse del antes defenestrado Víctor Moro, que estos días se pasea por Ribadeo diciendo que «la política gallega es actualmente un espectáculo valleinclanesco y un carnaval que conviene corregir antes de que sea demasiado tarde».Sin embargo, ante la información obtenida por EL PAIS, parece más probable que acabe por imponerse una tercera vía, que promovería a la presidencia de la Junta de Galicia a algún candidato de los que hasta ahora se mantienen relativamente al margen de las guerras particulares. El hombre de esta tercera vía, según diversas fuentes, podría ser Miguel Sanmartín, actual secretario regional del partido.
Al mismo tiempo se mantiene la expectación sobre la designación del delegado del Gobierno en Galicia. Según fuentes bien informadas, el presidente Calvo Sotelo ve con buenos ojos la nominación del galleguista Domingo García Sabell, que, debido a su prestigio intelectual y a su condición de hombre fiel y muy cercano a la Zarzuela, podría servir de factor importante para corregir la muy sensible pérdida de imagen que el centrismo está perdiendo en Galicia.
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