Televisión Española deberá incrementar la producción propia
Acercar directamente la cultura a sectores cada vez más amplios de la población y estimular la demanda y la práctica de la cultura en la sociedad española a través de sus manifestaciones son los dos objetivos que debe cubrir la programación en este campo, según consta en el documento, y todo ello porque la televisión tiene capacidad propia para generar cultura, fabricar estética, por lo que puede constituirse también en escuela del gusto y de la sensibilidad.Bajo esta perspectiva entre las recomendaciones del Consejo en materia cultural figura la de prestar mayor atención a la música clásica en Televisión, evitar en la música ligera la publicidad encubierta de las grandes compañías discográficas y precisar mediante los necesarios indicativos si se trata de una actuación en vivo o en play-back.
El Consejo propone también que en materia de bellas artes se incremente la información de actualidad y divulgación histórica de las artes plásticas, con especial referencia a la riqueza monumental y museística de España.
El consejo de RTVE muestra una especial preocupación por el lenguaje de los medios audiovisuales. No hay que olvidar -dice- que este lenguaje se asimila de forma canónica al habla, lo que quiere decir que se constituye en el principal patrón a seguir por la audiencia. Por este motivo se prevé la utilización de un manual de estilo que evite incorrecciones en el léxico, sin perjuicio de formas particulares del lenguaje impuestas por las necesidades expresivas de un programa concreto.
El conocimiento científico debe prevalecer en los programas dedicados a este tema sobre el no científico, que incluye el ocultismo, la astrología y los temas que se aparten de la ciencia más ortodoxa. El Consejo afirma que debe prestarse más atención a la información y programación científica.
En cuanto al deporte, el Consejo propone el estudio de la realización de nuevos tipos de programas destinados a promover la práctica del deporte. En la actualidad se presta demasiada atención al deporte como espectáculo en contraste con la pobre atención que recibe el deporte para todos. La presencia del deporte en RTVE debería tender a insertar el deporte en la educación del país, a fomentar el debate sobre temas menos tratados de la estructura del deporte, a facilitar su vertiente educativa y a estimular su práctica.
Los programas de entretenimiento (cinematográficos, telefilmes, concursos, variedades) son considerados por el Consejo de RTVE como los más aceptados por la audiencia, por eso señala la necesidad de incrementar la producción propia de obras argumentales (dramáticos y otros) referidas a toda la gama de la variada cultura española desde los orígenes hasta los tiempos actuales.
Como contrapartida en el campo de las producciones ajenas, el Consejo afirma que la política de compras debe ser muy selectiva. En cuanto al cine, la programación debe someterse a criterios de selección según la calidad de las películas que se vayan a programar. Radiotelevisión Española participará, por otra parte, en la producción de nuevos filmes mediante el sistema de cooproducción.
Tanto la radio como la televisión deben promover la recuperación del grupo por el teatro. El Consejo no se muestra satisfecho con la actual programación teatral. Sobre los concursos, el Consejo dice que no deben ser refugio de la vulgaridad.
Sobre los programas infantiles y juveniles, el Consejo recomienda intensificar en primer lugar los estudios sobre las mutuas interrelaciones del medio con este sector de población. En el terreno concreto deben evitarse los contenidos violentos o audaces en los horarios susceptibles de audiencia infantil. Por lo demás, los programas infantiles deben ser también formativos.
El Consejo de RTVE reconoce también la capacidad del medio televisión como vehículo de educación, por lo que habrá de estudiarse la posibilidad de ofrecer programas específicos de educación. Sobre la programación religiosa, el Consejo valora como escaso en términos absolutos el tiempo actualmente concedido en RTVE, a la programación con estos contenidos específicamente religiosos. No obstante, el análisis del hecho religioso debe hacerse desde una perspectiva pluralista. La presencia de otras confesiones diferentes a la mayoritaria, que es la católica, ha de hacerse según el peso social de cada confesión religiosa.
