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Antonio Aguilera Muñoz,
anciano chileno de 104 años, es uno de los alumnos más aventajados del centro de alfabetización que funciona en la localidad de La Serena. "Aprendo a leer porque nunca es tarde para saber, y además pienso llegar a ser un buen profesional de la contabilidad. Un hombre que no lee es como un ciego: no tiene la ceguera física, sino la del entendimiento". Antonio Aguilera no tuvo oportunidad de aprender antes a leer porque desde pequeño tuvo que ofrecer sus brazos para trabajar en la finca de la que su padre era capataz.
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